Seamos o no del mismo país los hombres y las mujeres hablamos idiomas distintos. Muy distintos. Ellos son prácticos y hacen las cosas que les hacen sentirse bien. Nosotras somos más retorcidas y pensamos mil veces lo que vamos a hacer cómo lo vamos a hacer y qué pasará según lo hagamos de una u otra forma. Estas dos posiciones tan distintas de ver y afrontar la vida se elevan a la máxima potencia si hablamos de boda.
Mientras ellos piensan cómo conseguir que su novia no quiera casarse con ellos, nosotras pensamos en cómo lograr que nos pidan matrimonio. Sí, a veces lanzamos indirectas del tipo “nosotros no nos vamos a casar nunca ¿verdad?, o yo no me casaré contigo si no me lo pides…”. Y lo hacemos mientras vemos una comedia romántica; es ciertamente patético pero a veces hasta lo conseguimos.
Lo siento, esto puede doler pero con casi total seguridad, tu pareja nunca antes ha imaginado cómo le pediría la mano a la que se convertiría en su mujer mientras que nosotras, no sólo lo hemos imaginado sino que lo hemos visualizado y sólo nos falta el actor principal de la escena. Pobre de él si resulta que no se lo prepara y que no se parece en absoluto a lo que pensábamos. Se lo vamos a recordar toda la vida.
Admito que también existen hombres sensibles y románticos que se emocionan con una boda, mejor dicho con su boda, pero no es lo habitual. No sé si vendrán de Marte o de otro planeta pero reconozcamos que a las que más nos gusta la boda es a las mujeres. ¿Qué piensan ellos en distintos momentos de la organización de la boda?
Para ser justos habría que decir que ellos no siempre piensan en coches, fútbol y sexo pero sí la mayor parte del tiempo. Los hombres, por lo general se sienten incómodos hablando de su amor y actuando de forma romántica. Es como si les estuviesen juzgando sus amigotes. Les costará mucho comunicar a sus colegas que te han pedido la mano mientras que a nosotras nos falta tiempo para hacer un grupo de whatsapp y contárselo con todo detalle a todas nuestras amigas a la vez.
Los hombres piensan lógicamente con el intelecto algo que a nosotras nos parece de una frialdad incalculable porque nosotras pensamos con el corazón. O lo que es lo mismo, nos dejamos influir por las emociones. Tomamos decisiones según nos sintamos acerca del asunto por no hablar de que a las mujeres nos importan mucho más los detalles. Sí, para nosotras por alguna extraña razón, no es lo mismo si primero sacó el anillo y luego te lo pidió que si te lo pidió y luego sacó el anillo…
Pocos temas les quitan el sueño a los hombres porque ellos no le dan tantas vueltas a las cosas. Quizá algún desvelo antes de la pedida de mano pero tras ese momento y tras gastarse todo lo ahorrado en un anillo para su novia, ellos pasan a estar en un segundo plano; justo en el mismo en el que va a estar los próximos meses hasta que pronuncien el temido “si quiero”. Antes tenía una novia y ahora tiene una “boda”.
A ellos les da igual si la fecha de la boda es especial o curiosa, con seguridad en unos años se van a olvidar de qué día fue y de cuántos años llevan casados así que te dejarán que seas tú la que la decidas y también la que se la recuerdes después.
Para nosotras es importante qué estilo de invitación de boda vamos a enviar a nuestros amigos y familiares. A ellos les da igual, los hombres no guardan las cosas como recuerdo así que piensan que nadie lo hace y total para que la tiren, da lo mismo si es de seda, de origami, con foto o con lazo.
Tampoco lograrás que le importe mucho el lugar de celebración. No olvidemos que ellos no han soñado con su boda antes y como son prácticos te dejarán elegir casi todo si eso te hace feliz. Es una sabía elección porque se quitan de complicaciones y además no discuten con su pareja.
Posiblemente tú pasarás meses delante del ordenador y mirando revistas antes de probarte en varias tiendas los vestidos de novia que más te han gustado. Ellos no. Su memoria caché sólo registrará visitas a las páginas de noticias deportivas, novedades del motor y últimos gadgets en el mercado. Quedarán con su hermana o algún amigo y en una mañana, voilá; tendrán el traje y los zapatos para la boda. Eso sí, ojo si se va de compras con una amiga porque tendrán que rendir cuentas ante nuestros celos.
Hay algo en lo que sí te ayudará, en la elección del viaje de novios. Tiene todo el sentido porque eso es algo que ellos van a disfrutar y por eso le pueden dedicar algo de tiempo a pensar dónde quieren ir y qué quieren hacer.
Aunque nos encantaría, ellos no pueden leer nuestros pensamientos ni nosotras los suyos (estoy segura de que más de una pagaría por ello). Sólo sabemos que nosotras utilizamos las palabras y ellos prefieren las acciones. Quizá lo ideal sería actuar como una mujer y pensar como un hombre.
Sobre todo no olvides que ellos tienen en su cabeza, en su cerebro, muchas cajas independientes y una de ella contiene “nada” y cuando piensan en esa caja, de verdad están pensando en “nada”. ¡No le des más vueltas!
Aunque estas líneas bien podrían ser un borrador de un monólogo de El Club de la Comedia o un sketch del espectáculo de Carlos Latre, sólo es para recordaos que en resumen, “Yes, We… are different“.
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