Una boda es un acontecimiento único y especial para los protagonistas y también para los más cercanos a la pareja, que afrontan con ilusión la llegada de ese día tan importante. Casarse por la iglesia, por lo civil, en una masía al aire libre o en un hotel de una gran ciudad, con muchos amigos o rodeado solo de los más íntimos… Hay muchos tipos de bodas y, aunque cada una sea diferente, hay algunas cosas que coinciden, si no en todas, sí en la gran mayoría.
Por mucho que sueñes con un evento único y original, habrá detalles que no puedas cambiar porque no dependen directamente de ti sino que son comunes en casi todas las bodas y tú misma habrás vivido con anterioridad.
1. Son un “pequeño gran” negocio
No decimos que las parejas se casen para hacer negocio. Partimos de la base de que el amor es el motivo principal de cualquier enlace. Pero todo el mundo sabe que la palabra boda implica gastos y más gastos. Tú puedes comprarte uno, dos o cinco vestidos al año, pero de novia solo te vestirás una vez, o como mucho dos si no sale bien la primera. Lo mismo pasa con el banquete, las flores, el peinado… Son servicios a los que solo vas a contratar el día de tu boda y por tanto, se trata de algo único y tendréis que estar dispuestos a hacer un mayor esfuerzo económico para que todo salga perfecto.
2. Suponen un compromiso para muchos
Una boda hace mucha ilusión a los novios, a su familia y como mucho a los amigos más cercanos. Pero, siendo realista, cuando ya tienes anotadas 3 ó 4 bodas para el próximo verano en tu agenda, huyes de aquellos que no son tan amigos pero sí podrían invitarte porque estáis vinculados de alguna manera por trabajo, vecindad…
Y es que la mayoría se celebran en verano o en fechas en las que estamos de vacaciones y, a veces, no hacen mucha gracia porque interrumpen nuestro descanso en la playa o donde queramos irnos a pasar unos días. Además de eso, requieren un desembolso económico que no nos agrada demasiado y más cuando ya hemos ido a unas cuantas ese mismo año y no tememos presupuesto para más. Porque, no nos engañemos, pocos regalan un detalle y la mayoría quiere dinero.
Y no sólo el regalo para los novios sino, en el caso de las chicas sobre todo, gasto en el vestido, la peluquería o incluso el transporte y el hotel si es en una ciudad diferente. ¡Un gran desembolso!
3. Nunca llueve a gusto de todos
Por más que te esfuerces en que todo salga bien, no impedirás que cotilleen o critiquen algo de la boda. Siempre habrá alguien que se queje de que la comida estaba fría, de que la mantelería era una horterada, de que la música era demasiado ochentera o de el peinado de la novia no te favorecía en absoluto.
Algunos se quejan en todas partes y siempre tienen que sacar la puntilla a todo, pero por esas personas no has de preocuparte. Al final, debes quedarte con el conjunto y con el resultado final. Además, a ti directamente no te lo dirán pero sí lo harán con el resto de invitados de su mesa o con otras personas que no asistieron y no podrán comprobar si es cierto lo que dicen o están exagerando. Pero resulta curioso, que suele coincidir que esos que se quejan, al final, se lo pasan pipa, comen fenomenal y bailan hasta el final de la fiesta.
4. La novia es la protagonista indiscutible
Otra gran verdad es que la novia siempre es la protagonista del día, sintiéndolo mucho por el novio, que debería tener, al menos, su 50%. Además, cuando te invitan a una boda y vas de invitada por parte del novio, al final tus miradas se centran en ella, en su vestido, en su maquillaje, en sus nervios cuando entra a la iglesia o llega a la ceremonia.
Los chicos pasan más desapercibidos y, muchas veces, están mucho más nerviosos que ellas o más emocionados. En estos casos, cuando el novio suelta una lagrimilla, sí que sorprende más que cuando lo hace la novia y es mucho más comentado tanto dentro como fuera de la boda. No faltará el comentario: “¿Sabes que él lloro cuando le ponía la alianza?”. Pero, en términos generales, la novia es la protagonista de todo especialmente al principio cuando hace su aparición en la ceremonia donde todos esperan expectantes.
Son cuatro verdades absolutas que coinciden en la mayoría de bodas y que nadie suele contar a una pareja recién comprometida. Pero ninguna de estas verdades impide que tu evento sea magnífico, lo paséis en grande y todo salga genial.
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