Ante una sociedad repleta de prejuicios, las personas más inocentes, con la mirada limpia y objetiva, son capaces de dar lecciones al mundo. Es lo que ha hecho una niña de ocho años a través de un poema increíble, titulado La verdadera feminidad, capaz de tambalear cualquier sensibilidad.
Dicho poema está dedicado a la feminidad, a través de la visión de una pequeña que no entiende de estereotipos ni de imposiciones. Sin saberlo, la pequeña ha escrito magníficamente, como cualquier poeta experimentado, un texto feminista que busca la igualdad entre hombres y mujeres, el respeto hacia ellas y su capacidad para ser bellas de la manera que consideren.
Dichos versos han sido publicados por la profesora de la niña en Twitter, que no ha podido evitar compartir el gran talento de la pequeña. Evidentemente, el soberbio poema, un logro de proporciones indecibles al venir de una niña de esa edad, ya ha dado la vuelta al mundo y se ha convertido en el producto viral de la semana. Por suerte, esta transmisión veloz de la información ha sido por una buena causa, a diferencia de otros fenómenos.
apparently a 3rd grader wrote this. go off, gen z sylvia plath pic.twitter.com/rJqqiYl5G2
— rich pie (@arabellesicardi) October 2, 2017
El poema dice así:
No soy azúcar y pimienta y todo lo agradable
Soy música, soy arte, soy historia
Soy la campana de una iglesia repicando en las noches buenas, malas y en las normales
Fui un bebé. Soy una niña. Seré madre
No me importa que me consideren bonita, pero no permitiré que eso sea lo que me defina
Soy una tarta rica y llena de conocimiento
Y no me comerán.
El poema valora la inteligencia de las mujeres más allá de su supuesta belleza, desde la infancia hasta la madurez. Además, ha ahondado en el verdadero valor de todas ellas, capaz de introducirse en cualquier materia y meta, sin quedarse en lo más superficial y delicado.
Si una niña de esta edad es capaz de expresar estos sentimientos, sin duda ha notado que algo no funciona como debería en nuestro mundo. A través de estas bellas palabras, la pequeña no solo ha demostrado una extraordinaria inteligencia y cultura a sus tiernos ocho años, sino que se ha unido al reclamo que, durante años, se ha intentado callar.
Cada vez queda menos.
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