“La gente fue lo mejor. Ellos hicieron que nuestro día fuese aún más especial”. Así recuerdan Lidia y Germán el día de su boda, uno de los más bonitos de las vidas de esta pareja, cuya historia comenzó en la Universidad, que quedo perfectamente reflejado en las fotos de Mónica Galera, la fotógrafa que eligieron para su enlace.
Como en el caso de cualquier novia, para Lidia el día comenzó con los preparativos. Rodeada de la gente que más quiere, se enfundó en su vestido de novia, una preciosa creación de Delphine Manivet. Con un amplio cuello en U, ceñido a la cadera y cuerpo amplio estilo años 20, el diseños se remataba con detalles de encaje. Sencillo y discreto, el modelo encajaba a la perfección con la personalidad de esta novia, de mirada dulce y tranquila, que no perdió la sonrisa durante los preparativos.
Para la peluquería y el maquillaje de novia, Lidia confió en Fernando Arias que destacó su belleza natural con un maquillaje en tonos neutros y una sencilla trenza lateral que decoró con una orquídea y paniculata, a juego con su ramo. Mamen Sabadell fue la encargada de diseñar el ramo y toda la decoración floral de la boda. Como toque diferente, Lidia apostó por pintar sus uñas de coral, alejándose así de la tradicional manicura francesa por la que optan la mayoría de las novias.
Su look nupcial se completaba con unas sandalias también color coral de la firma LK Bennett y unos sencillos pendientes. En su mano, no podía faltar su anillo de compromiso, una sencilla alianza de Aristocrazy.
Germán, por su parte, apostó por un traje para su gran día. El negro de su diseño contrastaba con el blanco de su chaleco. Una corbata en negro con rayas blancas en diagonal completaba su look más importante.
La llegada de los novios al Parador de León donde se celebraron tanto la boda como el convite, fue uno de los momentos más especiales. En la puerta les esperaban sus amigos y familiares, y allí Lidia y Germán se vieron por primera vez antes de entrar a la Sala Capitular del Parador, lugar escogido para la ceremonia.
Como no podía ser de otro modo, Germán entró a la sala del brazo de su madre, seguido por Lidia, que caminó hacia el sí quiero acompañada por su padre. En la ceremonia se vivieron algunos de los momentos más divertidos y también de los más emotivos del día, ya que sus amigos y familiares fueron los encargados de intervenir en la boda con diferentes anécdotas y lecturas dedicadas a los novios. Ni siquiera faltaron la música, un amigo de los novios tocó el bajo, ni las bromas.
Tras el sí quiero, los novios aprovecharon los diferentes rincones del Parador de León para hacerse sus primeras fotos como recién casados no sin que antes el novio fuese manteado por sus amigos. Un momento que quedó para siempre reflejado en las fotos de Mónica Galera.
Una vez en el convite, completamente decorado por los responsables del Parador con centros de orquídeas a juego con el ramo de la novia realizados por Mamen Sabadell, las risas y bromas continuaron. Los novios no perdieron la oportunidad de hacerse divertidas fotos con sus amigos en el photocall ni la de divertirse con ellos durante la fiesta, tras su primer baile como casados.
Y es que la boda de Lidia y Germán es un claro ejemplo de cómo la felicidad de los novios, cuando es sincera, se convierte en contagiosa para sus amigos y familiares, haciendo que la boda sea todo un éxito. ¡Muchas felicidades a los dos!
Si te ha gustado esta boda, no te pierdas la de esta pareja a la que la lluvia no robó la sonrisa, ni la boda de una wedding planner en el Parador de Alcalá de Henares.
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