Jesús María Domínguez Studio nació para retratar la realidad de las bodas. Un evento tan especial necesita mucha belleza, pero también mucha verdad, por eso su trabajo siempre es un seguro para un buen reportaje.
Fotografía sincera y esencia analógica
Si bien existen multitud de estilos fotográficos, Jesús prefiere concebir el suyo propio, tan personal como verdadero. Así, habla de “fotografía sincera”, un concepto maravilloso para describir su forma de actuar y de sentir en cada uno de sus trabajos. Y en las bodas, que demandan ese componente tan sincero, no hay nada como un estilo que bucea de lleno en la realidad de cada momento, en la belleza de los instantes que surgen de la espontaneidad. Este tipo de fotografía se aprecia en la forma de tomar cada imagen, en la perspectiva clásica y en la calidez que transmite cada instantánea.
Las fotografías naturales del artista presumen de esta esencia incluso en postproducción, pues los retoques del fotógrafo brillan por su ausencia; por eso, Jesús trabaja tanto cada foto, la luz y el color. De hecho, teniendo en cuenta la forma de trabajar y la falta de artificios, ha mantenido la esencia de la fotografía analógica, mucho más auténtica y natural que la digital, capaz de mostrar de forma muy diferente.
Los novios
Las parejas son las verdaderas protagonistas del reportaje de bodas, como es lógico. Por eso es importante que se refleje toda la naturalidad posible, la realidad de su bella historia. Y para conseguir esta soltura frente a la cámara, es primordial sembrar una buena relación entre fotógrafo y artista, tal y como Jesús y su equipo hacen antes de cada proyecto. Y, sobre todo, hablar de la boda y de sus puntos más importantes; así, será mucho más fácil ponerse en la piel de los novios y trabajar en sintonía.
El buen ambiente creado no solo se queda en cada reunión, sino que continúa en el tiempo y llega hasta la boda, reflejándose en cada instantánea. La confianza en el fotógrafo es clave. El tiempo, el cariño y la dedicación son esenciales a la hora de concebir sus trabajos. Porque cada historia es única para el fotógrafo y por eso se dedica en cuerpo y alma a componer cada reportaje. El objetivo no es otro que conseguir la emoción siempre que los novios vean las fotografías de su boda, pase el tiempo que pase.
Bagaje artístico
Si bien la fotografía entró muy rápido en su vida, el mundo laboral de Jesús empezó a construirse desde la perspectiva de diseñador gráfico y creativo publicitario en la agencia que él mismo fundó en 1994. Con el tiempo empezó a desarrollarse como fotógrafo y director de arte en la misma.
Con la cámara, se dedica a multitud de ámbitos que siempre acomete con la misma pasión. Así, además de las bodas, destaca en fotografía de pareja, arquitectura, moda, publicidad e interiores, entre otras.
En este sentido, su mente creativa siempre ha estado en funcionamiento, tocando diferentes disciplinas y aprendiendo de todas ellas para componer un todo artístico con un estilo propio. La experiencia y la sensibilidad han sido claves para cimentar su gran carrera profesional.
Crecer
La ilusión de Jesús María Domínguez Studio no tiene límites, por eso todo su equipo sigue creciendo y formándose para aprender lo máximo posible. Es la mejor forma de seguir ahondando en el estilo personal y hacerlo más patente. Es el camino para trazar un reportaje que refleje la boda tal y como es, con el amor, la alegría, el nerviosismo, la intriga y la complicidad que han de primar en cada uno de los recuerdos de este día tan especial.
Jesús María Domínguez Studio ha creado escuela con su “fotografía sincera”, un estilo tan personal como efectivo para enamorar a todos sus novios. A través de sus fotografías se refleja todo, desde el amor de la pareja hasta la complicidad de esta con sus fotógrafos. Y eso es un regalo.
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