Como hemos dicho muchas veces desde Zankyou, la sociedad se está transformando para bien. Asimismo, los valores que imperan en el mundo cambian y evolucionan con la idea de crear un orden plural, tolerante y solidario. Dos claros ejemplos son Jahed Choudhury y Sean Rogan, dos jóvenes musulmanes y homosexuales que han contraído matrimonio en Black Country, Inglaterra (Reino Unido). Ambos han luchado por sus derechos a pesar de las duras limitaciones de su religión en este aspecto. Como ocurre siempre, el amor acaba triunfando. Express & Star ha recogido su historia:
La pareja se conoció en 2015 de una forma encantadora. Rogan caminaba por la calle, en la ciudad de Darlaston, cuando no pudo evitar posar la mirada en un banco. En ese banco, un chico lloraba: era Choudhury. “Estaba llorando y Sean vino para preguntarme si estaba bien. Me dio esperanza cuando yo me encontraba en uno de los puntos más bajos de mi vida y se mantuvo a mi lado”, cuenta Choudhury. Dos años después, la pareja se ha casado por lo civil, pero han vestido los atuendos que representan su tradición religiosa. España es su destino para las vacaciones.
Sin embargo, la vida no ha sido nada sencilla para Choudhury y Rogan, sobre todo para el primero. Creció en una familia originaria de Bangladesh y siempre se consideró la oveja negra. Desde muy pequeño, sus gustos siempre fueron muy diferentes al del resto de chicos: “Me sentía atrapado. Prefería ver programas de moda antes que jugar al fútbol”, explica.
Choudhury ha sido víctima de acoso y malos tratos durante toda su vida, sobre todo en el Instituto Darlaston Community Science College. “Me escupían, me llamaban cerdo, me vaciaban cubos de basura en la cabeza y los musulmanes me llamaban harum, que es una palabra muy malsonante en mi lengua”, se lamenta Choudhury. Los jóvenes pueden ser muy crueles, más aún cuando se pone sobre la mesa algo que no quieren comprender.
Durante un tiempo, se intentó que el chico cambiara su orientación sexual a base de medicamentos, teniendo novia, cambiando su círculo social e, incluso, viajando a Bangladesh y Arabia Saudí durante un tiempo. El resultado fue mucho peor, pues Choudhury sufrió nuevos ataques y pintadas en la puerta de su casa. Además de ser atacado psicológicamente por los jóvenes musulmanes, la mezquita a la que siempre acudía le prohibió la entrada durante quince años.
Con un panorama tan desolador, Choudhury llegó a la peor situación posible: “Intenté suicidarme y entonces conocí a Sean. La asociación de viviendas nos consiguió una casa en una semana y desde entonces hemos vivido juntos. Le propuse matrimonio a Sean el pasado junio, el día de su cumpleaños”, cuenta el protagonista.
Hoy en día, Choudhury sufre estrés postraumático tras haber experimentado tantas experiencias negativas. Le cuesta estar con personas a solas y no puede trabajar. Su familia sigue considerando su condición como una enfermedad y una fase. De hecho, ninguno de ellos acudió a la celebración de la boda porque les resultaba muy embarazoso. Sin embargo, la pareja lo hizo porque no les importa lo que la gente piense. Ellos son felices. De hecho, Choudhury se ha convertido en un referente a la hora de unir los conceptos LGBT y religión musulmana sin prejuicios: “Quiero decirle a la gente que está bien, que se puede ser gay y musulmán sin ningún problema”.
Evolucionamos y nos enriquecemos. Con el ejemplo de personas como Jahed Choudhury y Sean Rogan, no hay duda de que el mundo llegará a un entendimiento total. ¿Cuándo? No se sabe, pero algún día.
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