Aunque cada relación tiene su propio modus operandi, la mayoría experimenta una serie de etapas de naturaleza similar. Tú, que quizá consideres demasiado especial tu relación, seguro que también has tenido que superar todas ellas antes de pronunciar el ansiado “sí, quiero”. Atenta, pues, a las conclusiones que hemos sacado tras el estudio de Jed Diamond, experto en relaciones sentimentales.
1. Enamoramiento
Si no sabes lo que es, quizá deberías dejar de leer este post. Y es que, el enamoramiento no se explica, solo se siente, se sabe, se huele. Es una sensación maravillosa, pero también traicionera. En ese estado catatónico, en el que el ser humano se vuelve una marioneta, un ser irracional, un proyecto de persona, las hormonas explotan y todos los deseos parecen posibles. Por ello, el estado de aturdimiento provoca que la persona que está al otro lado parezca nuestra alma gemela, nuestra media naranja, el ser con el que queremos pasar el resto de nuestra vida. No te vamos a engañar: la sensación es poderosa; pero, como tiene un toque de irrealidad, tendrás que esperar un poco para saber si, de verdad, es el amor de tu vida. Quizá no…, ¡pero quizá sí!
2. Inicio de la relación
La cosa se pone seria. Estamos ante una relación en condiciones, gracias a ese amor que ha surgido en la etapa anterior. Aquí empezamos a saber que esa persona es alguien importante, aunque todavía falten etapas para averiguarlo del todo. Por ello, surgen decisiones de gran peso, mucho más serias que elegir película para el viernes-noche o un restaurante para cenar: vivir juntos, el matrimonio y los hijos son algunas de ellas, aunque dependen de la pareja. Nos encontramos en el top del amor, y no es que todo vaya hacia abajo a partir de ahora, sino que entran en juego aspectos como la seguridad, la protección y la confianza. Lo que parecía un idilio de novela se ha convertido en realidad.
3. Decepción
¡La prueba del algodón! Aquí es donde se comprueba si una relación tiene futuro o si está lista para recibir sepultura. ¿Por qué? Porque se descubre la verdadera personalidad del otro. Con el tiempo, el físico pasa a un segundo plano y los detalles diarios, el comportamiento, las reacciones y las decisiones influyen. Es en esos momentos cuando llega la primera crisis, que puede generar en una decepción irreparable o en una lección para aprender, moldearse y valorar otras cosas.
4. Superación
“Después de la tormenta siempre llega la calma”, y es verdad, siempre y cuando sepas manejarla. En ese momento de relax, las vida se construye sobre una base sólida, muy sólida. Esta situación es importante porque se acepta a la otra persona con sus virtudes, pero también con sus defectos. Así es el amor de verdad, el amor real, y muy diferente al que surge en esos primeros meses de relación donde estamos más cegados.
5. Cambiar el mundo
A partir de aquí, empezáis a construir vuestro propio universo. En ese universo, hay muchos monstruos, pero también el material suficiente para poder combatirlos. Así pues, se ponen a la vista todos los planes posibles para que la vida siga su curso y que vuestro amor sirva para algo más que simplemente quereros: tenéis un proyecto de vida y ambos sois los principales artífices para darle forma y vivir por y para él. ¿Hijos? ¿Negocios? Lo que venga para pasar el resto de la vida juntos y felices.
Si has superado la tercera barrera, ¡enhorabuena! Tienes una relación perfecta, porque tanto lo bueno como la malo ha servido para moldear vuestra vida en común. Por suerte, a estas alturas, siempre gana el amor y lo malo queda en mera anécdota.
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