Las bodas reales son una gran ocasión para ver a las princesas de las casas reinantes lucir sus mejores galas y la Boda Real Guillermo de Luxemburgo y Stéphanie de Lannoy no ha sido una excepción.
Eran poco más de las 10 de la mañana cuando el autobús que conducía a los herederos invitados a la boda llegaba a la catedral de Nòtre Dame de Luxemburgo. En ese momento, todos los focos estaban puestos en las primeras invitadas en llegar y estas no decepcionaban. Los colores gris y malva han sido los grandes protagonistas en una boda que ha estado dominada por los vestidos con abrigo a juego y los tocados de fiesta.
Una vez más, la Princesa Letizia ha vuelto a destacar por lo acertado de su elección. Vestida con un diseño de vestido con abrigo de encaje con motivos florales a juego de Felipe Varela, Letizia ha optado por el malva, que también estaba presente en su bolso y su pamela, y ha conseguido colarse en las listas de las más elegantes de la velada.
Victoria de Suecia y su marido Daniel Wrestling han sido unos de los primeros en llegar. La heredera del trono sueco llevaba un vestido en tonos nude y un abrigo en tono gris azulado ha sido una de las más elegantes. No se ha olvidado de completar su look con una de las tendencias del día: el tocado. En su caso con detalles florales.
Acto seguido aparecía otra de las princesas que siempre deslumbra por su elegancia: Mary de Dinamarca. El vestido hasta la rodilla en color berenjena le favorecía y estaba radiante con una pamela y un clutch gris con los que creaba contraste.
Máxima de Holanda ha sido una de las más arriesgadas y también una de las más elegantes. Con un espectacular tocado del sombrero belga Fabienne Delvigne, la futura reina ha optado por un modelo en dos tonos: verde oliva y azul que claramente le favorecía.
Y aunque los malvas y grises han sido protagonistas, dos grandes de la moda se han decantado por los tonos marrones. Así, Carolina de Mónaco, ha optado por un modelo de la colección de alta costura de Chanel para el gran día de Guillermo y Stéphanie, y Matilde de Bélgica ha elegido un vestido y abrigo a juego en tonos arena para la última boda real de la década.
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