Luis y Alba, una de esas parejas con ese algo especial que les hace únicos. Se conocieron en Orihuela, el lugar donde actualmente viven, durante una de las fiestas locales más conocidas: Moros y Cristianos. En concreto en un bar muy tradicional de la localidad llamado Casa Blanca y que para ellos tiene un significado especial. A partir de ese día todo cambió y comenzaron juntos una bonita historia de amor.
En un viaje a Pedraza fue donde llegó el gran momento: Luis le pidió matrimonio a Alba en la Noche de Las Velas, una noche mágica en la que que apagan las luces de todo el pueblo y lo llenan de velas, disfrutando de un concierto de música clásica en la Plaza Mayor. Cuando atardecía, “me pidió que me casara con él en un lugar muy bonito con vistas a la sierra”, confiesa Alba. ¡Un momento muy romántico!
El vestido que lució Alba era de Rosá Clará: muy sencillo, brocado en seda natural con manga francesa al codo, sin escote y falda con tablitas en la cintura, donde además lucía un detalle en plata a juego con un accesorio del pelo que sujetaba el velo. El vestido llevaba una sobrecola de dos metros y medio que llevó durante la ceremonia, ¡un regalo de su madre y su hermana!
Para los zapatos confió en la firma Pura López, eran un bonito modelo forrado en raso con una rosa en el lateral. En cuanto a las joyas, lució unos pendientes de la Joyería Valero que su suegra le regaló, de oro blanco, brillantes y perlas, además de dos anillos, el de compromiso y el que Luis le regaló cuando nacieron sus mellizos.
Del peinado, un moño bajo que tras la ceremonia Alba se deshizo, se encargó su peluquera de confianza: Peluquería Rosa García; y el maquillaje lo dejó en manos de Encarna, Centro de Estética.
Su ramo de novia fue confeccionado con flores de varios tipos en tonos blanco roto y rosa palo a cargo de La Floristería de Valentina. ¡Muy dulce, romántico y campestre! En el mismo lugar crearon una coronita de flores que lució su hija Paula, quien llevó las arras. Además, añadió a su ramo un detalle muy personal: una cadena con la medalla de Virgen Niña que le regaló su abuela Antonia, ausente en el gran día.
Luis llevó gemelos de oro blanco con un diamante pequeño de la Joyería Cuevas Amorós, que fueron regalados por Alba durante la comida de pedida y en esa misma comida los padres de ella le regalaron un reloj de la misma joyería que también lució en el gran día.
El gran día llegó el 21 de junio, día de San Luis, el santo del novio y de su hijo. Decidieron celebrar una ceremonia religiosa para la que eligieron un lugar especial para ellos, la Iglesia del Colegio Diocesano Santo Domingo de Orihuela.
Las alianzas eran de oro amarillo y de la Joyería Cuevas Amorós, ambas grabadas con la fecha de la boda y sus nombres. Sin duda, las grandes protagonistas en una boda “muy sencilla y emotiva”. Los hijos de la pareja, Luis y Paula (mellizos de año y medio) llevaron las arras y anillos, lo que produjo momentos ¡realmente emocionantes! así como divertidos, ya que en un momento de juego de los peques se soltaron las alianzas y rodaron por toda iglesia, pero finalmente pudieron recuperarlos unos bancos más atrás. ¡Cosas de niños!
La celebración fue en el mismo lugar que la ceremonia, en espacios destinados especialmente para ello: el cóctel fue en el Claustro del Convento y la cena en el Patio de la Universidad. Además, en todo momento pudieron disfrutar de música en directo gracias al grupo de jazz SanbArtMusic JAM.
El banquete corrió a cargo de El Misteri d’Anna, un catering de Elche que se encargó de la elaboración de cada exquisitez de la boda. Para el cóctel aprovecharon el Claustro del Convento y el jardín, colocando distintas “estaciones” que obligaban a los invitados a desplazarse por todo el espacio y así degustar los diferentes aperitivos que ¡se preparaban allí mismo!
La Floristería de Valentina que creó el ramo también realizó la decoración de la iglesia y del resto de espacios. Colocaron también en las mesas del lugar del banquete manteles blancos con otros por encima en tonos tostados, que combinaban con flores en rosa antiguo, consiguiendo una decoración única.
Combinaron para los centros de mesas diferentes tamaños: altos y bajos con jarroncitos, flores en tonos del mantel y paniculata. ¡Detalles únicos!
Para el momento del baile escogieron la canción Lochloosa de JJ Grey & Mofro. ¡Fue un momento muy bonito y romántico tanto para Alba como para Luis!
¿Y quién fue el encargado de inmortalizar una imágenes así? El fotógrafo Pablo Laguia, quien plasmó emociones y sentimientos de una forma distinta, consiguiendo guardar los momentos más naturales con espontaneidad.
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