¿Eres de buen comer? ¿Te gusta viajar? Pues ya lo tienes: ¡luna de miel gastronómica! Porque en nuestro planeta, las mejores cocinas del mundo tienen la suerte de fraguarse en algunos de los lugares más bellos del globo terráqueo. Así, ¿por qué no aprovechar el gran viaje de tu vida para, además, comer como te mereces?
Apunta qué países, además de bellos lugares, poseen una amplia lista de delicatessen para chuparse los dedos.
España
España es uno de los países más importantes en el arte del buen comer. Tanto si resides en el país y buscas una luna de miel nacional o más económica, como si eres de fuera y disfrutas con las mieles de los buenos productos de la tierra y la creatividad de los nuevos cocineros, España es un destino maravilloso por su increíble y deliciosa variedad. Desde Asturias y País Vasco a Andalucía, pasando por Cataluña y las Castillas, todas sus comunidades autónomas y provincias poseen un increíble muestrario.
Como valedores, los 195 restaurantes en España que cuentan con una, dos o tres estrellas en la Guía Michelín, así como las designaciones del Bulli (restaurante de Ferrá Adriá, ya clausurado) como mejor restaurante del mundo durante varios años, además de otros muchos nacionales que han recibido dicho galardón. Gracias a todos sus establecimientos y localizaciones, España empezará a mostrarse más allá del jamón, la paella y la tortilla.
Japón
Es el país con más estrellas Michelín diseminadas en sus restaurantes (solo en Tokio residen 314 de estas distinciones, hasta en algún local de comida rápida), muchos de ellos con las tres que les convierten en indiscutibles de la cocina. Y no es para menos, ya que Japón es un ejemplo en la vanguardia de la cocina, adheridos a la fusión de gastronomías y a la aportación de sabores únicos. Japón es la cuna de la armonía, y también se refleja en el equilibrio de ingredientes, con chispazos de alegría, y en la estructuración de sus platos.
Conocemos el sushi, pero este es solo la punta de un iceberg que continúa con el tsukemono, el edamame, las algas, el onigiri o las tempuras, y sigue con una sucesión infinita de productos y elaboraciones. Todo ello al abrigo de ciudades tan increíbles como Tokio, Kioto y Osaka.
Francia
Siempre ha sido uno de los países que se han tomado como referencia en el mundo de la cocina desde hace años. Además, para refrendar todas estas informaciones, están las 134 estrellas Michelín que solo inundan los restaurantes de París y el reconocimiento a sus grandes chefs.
Lo positivo de Francia es que su cocina, tal y como sucede en España, se reparte por todas sus maravillosas zonas. Así, además de sus conocidas delicias de queso, foie gras, pan y el maravilloso vino que riega sus campos, destacan los platos diseminados por sus encantadoras regiones: Provenza (la bouillabaisse), Alsace (la choucroute), Bretaña (crepes), Lorraine (la quiche lorraine ), Savoie (tartiflette, raclette y fondue) Grenoble (gratin dauphinois) o Borgoña (boeuf bourguignon), por mencionar solo algunos. Y su bollería y pastelería es quizá la mejor del mundo, cuyas magnas obras de arte reposteras pueden degustarse en sus sofisticados locales.
México
Otra de las referencias mundiales en cuanto a comida se refiere es México. Su gastronomía, perfecta para ágapes rápidos o grandes banquetes, se ha extendido a lo largo de todos los países del mundo, tanto que en cualquier carta es fácil encontrar guiños o grandes platillos de su cocina. Sus influencias maya y azteca son más que evidentes y estas se reflejan en sus increíbles y sabrosas elaboraciones.
Aunque su gastronomía es mucho más compleja que la ofrecida en muchos locales, la base de su cocina consiste en la mezcla de tortillas de maíz o de harina con pollo, ternera, cerdo o marisco, y acompañada de elementos como frijoles, arroz y masa de harina. Todo ello sazonado con especias, cítricos y verduras, algunos de ellos picantes, el resultado es una fantasía de sabores que van mucho más allá de lo conocido. Porque si bien disfrutamos de los tacos y de los burritos, el mole, la tarta ahogada o el pozole son algunas de esas desconocidas que adelantan un sinfín de elaboraciones.
Perú
La comida peruana, desconocida por un gran número de personas, es una de las grandes sorpresas de los últimos años. Siempre ha estado ahí, pero hay países que, por diferentes razones, no consiguen mostrar tan bien sus encantos. Y es una pena, porque la cocina de Perú es una fiesta de sabores, ya que manejan con maestría hasta casi 500 platos típicos, hito que le convierte en uno de las gastronomías más variadas del mundo. Es una mezcla entre comida española mezclada con fuertes referencias del Antiguo Perú, Japón y África. La mezcla de razas ha sido clave en su comida, que hoy en día está llamada a ser una de las grandes del mundo.
Los peruanos saben manejar alegremente los pescados crudos, con el cebiche y el tiradito como banderas, pero también dan el do de pecho en las carnes (lomo saltado, anticuchos, aji de gallina…) y en la elaboración de sopas, verduras y todo tipo de platos (el tacu-tacu es un espectáculo). Si vas a ver el Machu Pichu y el resto de aportaciones que dejaron los incas, no te olvides de sentarte a la mesa y disfrutar con estos platos.
Vietnam
La comida vietnamita está considerada la más importante del sudeste asiático. Recorre el norte desde Sapa y Ha Long hasta el sur en el Mekong, en la frontera con Camboya. Son especialistas en la mezcla de sabores y en generar contrastes. Combinan con alegría todo tipo de carnes y pescados con una inmensa variedad de verduras y frutas, consiguiendo salsas muy sabrosas y sensaciones de los más peculiares, todo ello en grandes restaurantes o en puestos diseminados por la calle. Además, siempre económico y muy variado.
Los rollitos vietnamitas son algunos de los hitos que encuentras, pero son maestros en sopas de fideos, carne y verdura; ensaladas, carnes y pescados; y manejan con habilidad los postres. Una de sus peculiaridades es la mezcla de carnes y verduras en un bol de arroz para crear un plato al gusto. El resultado puede ser realmente exquisito.
Italia
Su cocina es quizá la que más se ha extendido a lo largo del globo, aunque se ha desvirtuado tanto que parece hasta sencilla de elaborar. Pero la gastronomía italiana es un mundo, con la pasta y pizza como bases, una ciencia que muy pocos dominan a la perfección y que está sujeta a unas normas muy estrictas y adulteradas en todo el mundo. Por eso, nadie la cocinará como ellos.
Pero Italia, con sus bellas ciudades como Florencia, Roma o Venecia, y el sinfín de pueblos de interior y costa, pasando por islas como Cerdeña, posee un manantial de platos que sobrepasan el mito de la pasta. La burrata, la polenta, el risotto, arancini, polpi in purgatorio son algunos de esos platos que se salen de lo conocido, sin contar el buen trato de la carne y el pescado, así como de sus abundantes y sabrosas ensaldas.
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