¿Has estado en casa de algún amigo viendo sus fotos y vídeos de boda? ¿Te sacó un maletín tipo ‘caja de herramientas’? ¿O te presentó el modelo de maletín-carrito? ¡Madre mía! Yo no sé tú, pero yo he visto cosas… HORROROSAS.
¿Temes que te inviten a casa tus amigos recién casados y ‘comerte’ el engorro de ese pedazo álbum de bodas? ¿Y ese GLAMOUROSO-MUSICAL-PASTELOSO vídeo de bodas? ¿Cuál es el problema? ¡Analicémoslo! Con tus recuerdos… no te la juegues.
Cuántas veces hemos ido a casa de unos amigos, y te invitan a ver su álbum de boda o vídeo. ¿Qué ocurre? Pues que hace unos años, la dinámica de la profesión del sector no era otra que ‘A ver quién lo hace más SUPER-MEGA-GRANDE-RECARGADO’, y a muchos novios pues… les encantaba eso. De hecho, casi la mayoría de esos novios tienen sus álbumes escondidos, o debajo del todo en el armario.
Paradójico cuando, en realidad, debería estar a la vista, a mano, exponerlo… Como algo bonito que cualquier persona que sea invitada a nuestra casa pueda ojear. El problema es que si tiene o elijes un tipo de álbum ostentoso, acabaréis aburridos de tan enorme bloque. Yo he visto novios-amigos enseñarme sus fotos y… ¡¡¡el maletín tenía ruedas!!! ¡En serio!
Eso se acabó: por favor, elegid para VUESTROS RECUERDOS cosas más sencillas. Os digo un truco: lo simple y sencillo, nunca pasa de moda.
No me canso de ver muchas veces las fotos de boda de mis padres. Me siguen gustando las fotos y su estilo, a pesar de sus años. Todas las fotos son en blanco y negro. Nunca me dejan de gustar y nunca las veo fuera de época. ¿Por qué? Porque tienen un estilo sencillo tanto en estilo y presentación. Y son de hace 40 años. Yo incluso recomiendo a algunos novios que tengan su libro abierto en un pequeño atril en algún lugar bonito de casa, abierto en alguna página que les guste.
Por eso insisto tanto en el ‘no te la juegues’. Nuestro bien más preciado, nuestros recuerdos, deben estar plasmados de manera bonita, glamourosa, directa, divertida, elegante… Pero que no roce lo ostentoso. Y que luego no nos dé vergüenza mostrarlo. Si tienes tu álbum escondido o te da vergüenza enseñarlo, malo, algo falla. Piénsalo.
Busca para tus recuerdos un soporte bonito, sencillo, fácil de manejar y transportar. Como tamaño recomiendo los 30×30. Si quieres un poco más grande, 20×40 vertical es muy vistoso al cierre y presentado. Elige tanto para el diseño interior y exterior simplicidad. Se lleva lo sencillo. La cuestión e ideal es que cuando pasen diez años te siga gustando tu álbum, que pueda estar presentable para enseñar y ver, y no lo tengas escondido en el fondo del armario, porque no estará pasado de moda.
Otra cosa que recomiendo mucho es que se hagan álbumes de lomo poco grueso. La idea es que se haga un libro que pueda estar colocado fácilmente en una biblioteca en casa. Así empiezas a sorprender a quien se lo enseñe.
Huye de los mega-packs. Al final lo que cuentan son tus fotos… no la parafernalia. Todo esto no quita que puedas tener soporte de archivos digitales, etc. Pero lo importante es la foto en sí y su presentación. Tienes que imaginar cómo va quedar ese trabajo en tu hogar, que al fin y al cabo es su destino. Imagínatelo bonito, práctico, elegante… y fácil de usar. Recuerda, ‘menos es siempre más’.
¡Y nada, es todo! Ya puedes hacer pasar a tus amigos entonces. Y que vean por sí mismos tu elegante y bonito álbum de bodas. Por su tamaño, manejabilidad y apariencia… ¡¡¡Seguro que repiten ver las fotos!!!
Autor invitado: José Luis Lluelma
Fotógrafo de bodas
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