¿Por qué los 30 son los nuevos 20? Aquí las razones que te convencerán

Aunque no te lo creas, esta afirmación debería formar parte de tu filosofía si ya has entrado en la treintena.

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Seguro que ya lo habías oído, pero la década de los 30, que probablemente ya has estrenado (o te falta poco), posee la inyección de juventud que en tiempos pasados había recibido la de los 20. ¿Por qué? ¡Somos Millennials! Ello implica que crecemos más tarde y que a los 20 todavía estamos en proceso de gestación emocional. En este sentido, los 30 poseen la madurez que nuestros padres habían adquirido a los 20. Aquí, los motivos para seguir sintiéndote como un chaval en la década de los 30, pero con el componente interesante.

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Foto vía Shutterstock: Eugenio Marongiu

Atractivo

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Entre los 20 y los 30 años, muchos jóvenes de la Generación Y siguen pareciendo adolescentes. Digamos que, de alguna forma, han tenido una infancia y una adolescencia menos duras, nos faltan experiencias crudas (ni siquiera hemos ido a la mili) y la gente vive más en ciudades que en pueblos, por lo que se han ahorrado ciertos actividades vitales que ayudan a madurar. Los miembros de la veintena actual han recibido mejores cuidados que sus padres, cuentan con mejores productos y se cuidan mucho más por el trabajo de las grandes compañías. No es que nuestros predecesores fueran menos atractivos (ni mucho menos), sino que se convertían en hombres y mujeres mucho antes que los jóvenes de ahora.

Por ello, los miembros de la Generación Y deben esperar. Es en la treintena cuando desarrollan de verdad su atractivo adulto: las chicas adquieren la experiencia necesaria para reforzar el atractivo que ya tenían en la veintena y ellos, por ejemplo, también endurecen su gesto y suman picardía a su mirada. Además, se cambia el exceso (fiestas locas a los 20 años, pocas horas de sueño…) por cuerpos más atléticos gracias a la irrupción de la comida sana y el gimnasio.

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Foto vía Shutterstock: Monkey Business Images

Fortaleza emocional

La madurez de una persona no solo se observa en el físico, sino, sobre todo, en su mentalidad y forma de actuar. Los comportamientos de niño del pasado, normalmente abonados con la impulsividad y la falta de escrúpulos, se sustituyen por una mayor reflexión. Hace tiempo, estos asuntos quedaban en el instituto, pero la Generación Y los ha dilatado mucho más tiempo. Además, la falta de autoestima, que muchas personas arrastran desde la adolescencia hasta la veintena en los tiempos que corren, se transforma en seguridad. Ese es otro aspecto que genera atractivo y que ayuda a levantar los muros de la edad adulta. En los 30 actuales, los jóvenes pasan de chavales y chavalas a adultos, aunque antes ocurriera mucho antes.

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Foto vía Shutterstock: BigLike Images

Estabilidad económica

Nuestros padres presumen de haber conseguido trabajo y cierta estabilidad económica poco después de acabar sus estudios. Por ello, se casaban y tenían su primer hijo durante esa década de manera normal. Hoy en día, todo ello se ha relegado a la década de los 30 en muchos casos, quizá por la crisis económica, el exceso de personas preparadas o la protección de nuestros padres. El caso es que, en la actualidad, se tarda más tiempo en encontrar trabajo y, por ende, en alcanzar una estabilidad que nos permita plantearnos pasos más grandes, como tener una familia para aquellos que la busquen.

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Foto vía Shutterstock: Evgeny Atamanenko

Nuevas filosofías de vida

Aunque las últimas décadas del siglo XX tuvieron cierto grado de locura, la mayoría de las personas, tras vivir sus momentos frenéticos, se asentaban pronto y buscaban rápidamente la seguridad. Hoy en día, el carpe diem o YOLO (You Only Live Once) impera en buena parte de los jóvenes, que deciden buscar a la persona definitiva más tarde que en generaciones pasadas. Hay nuevos conceptos que han salido a la luz en materia de relaciones, además de una falta de paciencia y un aumento de la disconformidad. Por ello, lo que antes sucedía a los 20, ahora se desarrolla a los 30. En este sentido, ese sentimiento de “amor adolescente” se alarga en el tiempo, pues los grandes amores no entienden de edad, ni tampoco las maneras de actuar que proceden de la intensidad del momento.

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Foto vía Shutterstock: Nito

Hábitos de vida

Cada vez más, la gente sale entre semana y aprovecha esos after work tan célebres para seguir ampliando su vida social. Esa manera de alternar, tanto en fines de semana (la fiesta no ha muerto para los treintañeros del siglo XXI) como en los días de diario, es un comportamiento de persona activa que se aleja del sujeto familiar de décadas pasadas.

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Foto vía Shutterstock: oneinchpunch

Estilo

Si vemos cualquier serie o película del siglo XX, incluso las últimas que nacieron por aquel entonces (Friends, Sexo en Nueva York, Seinfeld…), las personas de treinta años vestían de manera más seria, incluso con traje y corbata/traje de chaqueta en algunos casos, sobre todo en el ámbito laboral (pero no solo ahí), y sus peinados tiraban de la misma seriedad.

Hoy en día, las zapatillas, camisetas, leggins, camisas abiertas, sudaderas, gorras y sombreros están a la hora del día entre los miembros de esta década, que visten como los chavales de 20 de generaciones pasadas, así como los peinados más creativos. Además, muchos trabajos no tienen códigos de vestimenta y dan plena libertad a sus trabajadores, que llevan una imagen muy personal. 

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Foto vía Shutterstock: Eugene Partyzan

Redes sociales

De alguna forma u otra, las redes sociales, por su componente de “colegueo” (y de egocentrismo), vuelve a las personas más infantiles. ¿Os imagináis a vuestros abuelos compartiendo su comida vía online allá por 1960? Si hubiese estado de moda, seguro que lo habrían hecho, pero ahora no tendría ningún sentido para ellos, igual que no lo tiene para nuestros padres, que limitan su uso en redes sociales a algunas fotos de viajes y a mucha confusión. No va con ellos, pero a nosotros nos vuelve adolescentes de instituto (los ‘Me gusta’ son premios para nuestra autoestima). Por ese motivo, compartir fotos, etiquetar, escribir parrafadas y otras perlas generan un entusiasmo inocente y, en definitiva, más aniñado.

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Foto vía Shutterstock: Peter Bernik

Ambiciones

Quizá por su madurez tardía, los jóvenes de hoy en día alargan sus sueños más locos durante más tiempo. Además, lo de vivir en el extranjero se estila más en esta generación (a veces, por obligación; otras, por disfrute), así como viajar, que se ha ramificado en múltiples opciones, o emprender. Por ello, nuestros predecesores, que decidían dejar de soñar antes de empezar la treintena, se han sustituido por los treintañeros de hoy en día, llenos de júbilo y ganas de vivir nuevas experiencias.

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Foto vía Shutterstock: Heather Goodman

“Viejóvenes”

Esta expresión se utiliza para esos adultos que, en el fondo, se sienten como unos chavales. Los treintañeros, como ocurría con los veinteañeros de antes, siguen disfrutando de videojuegos, fiestas, escapadas, charlas hasta las mil de la madrugada, deportes (de riesgo o no)… Como hemos dicho, son más atléticos y pueden con todo, y al ser Millennials, guardan cierto grado de inocencia que les permite abrazar parte de su pasado, como las series vintage, el rock de garaje o los festivales de música.

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Foto vía Shutterstock: Eugene Partyzan

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