El contacto humano es una de las acciones que caracteriza al hombre como ser sociable. Sin él, seríamos como los animales más primitivos, que no necesitan esa forma de interacción. Aunque hay personas que no se sienten especialmente cómodas con un exceso de contacto, tarde o temprano necesitan caer en su embrujo. Y lo hacen; vaya si lo hacen.
El abrazo
El abrazo quizá sea la máxima representación de cariño que conocemos. Según el momento, según el lugar, es capaz de manifestar todo sin decir nada. Su poder traspasa el silencio y alcanza multitud de emociones, muchas de ellas normalmente dormidas. Abrazarse es una fusión entre dos o más sujetos y su fuerza es imparable. Supone sentirse, compartir la emoción, estrechar la ilusión, apretar la pena… Los cuerpos se unen, los huesos crujen, los músculos se estiran. Desde el punto de vista del cariño, es una declaración de intenciones clara y reconfortante. Es amor, en cualquiera de sus innumerables formas.
El abrazo abre un paraguas gigantesco y en su seno habitan todo tipo de relaciones. Su esencia puede extrapolarse a cualquier ámbito de la vida. Una de sus principales funciones es la empatía. A veces, las palabras se pierden sin causar efecto alguno. Ante un discurso vacío, un abrazo es una bomba de relojería en el campo sentimental. Con un abrazo, el amor y el dolor se comparten con mayor entusiasmo y compromiso.
Amigos
La amistad es el sentimiento que más necesita del abrazo. Cuando siente sed, acude rápidamente a su manantial para recargar las pilas. Allí se gestan el respeto, el reconocimiento, la empatía y el amor. El abrazo debería tomar importancia en las bienvenidas, en los grandes acontecimientos, en los momentos irrepetibles o, incluso, en las situaciones más habituales, sin mayor importancia. En todo momento, un abrazo es un símbolo de amistad auténtico, puro y verdadero.
Familia
Los abrazos en familia son la guinda de esa relación tan especial. Las madres disfrutan con cualquier muestra de afecto de sus hijos, más si éstos las acogen con todo su cariño. Los padres reconfortan a sus pequeñas con abrazos en el momento adecuado, y con sus chicos hacen lo propio: resulta perfecto para darle un empujón en la dirección correcta. Abrazos a tíos, a ese primo tan especial con el que jugaste a las cabañas… Caer en brazos del abuelo o de la abuela cuando vas de visita, cuando te esperaba con la merienda, o cuando te cuenta esas historias de hace millones de años. Nunca están de más.
Parejas
En las relaciones sentimentales, el abrazo es el lenguaje del amor más profundo, del cariño, del respeto y de la pasión. Hay momentos para todo, pero el abrazo siempre es eléctrico. De alguna forma, la conexión que surge con este gesto en pareja es capaz de trastocar la climatología: de repente, surge un calor inesperado. También es capad de mover los cimientos del edificio. Su poder es el de un volcán en erupción. Aunque los besos son importantes y deberían formar parte de ese lenguaje, el abrazo es un excelente complemento que hay que tener siempre en cuenta.
Momentos únicos
Los reencuentros y las despedidas nacen y mueren con el abrazo. Las estaciones y aeropuertos son un hervidero de sentimientos, dibujados en el idioma de las emociones a través del abrazo. Si llegas, no hay nada como tirar las maletas, correr como un atleta y lanzarse a los brazos de quien espera. Si te vas, si se van, el último aliento de ese momento se extingue con un buen abrazo, sincero y cálido, sea invierno o verano.
¿Sueles abrazar? Si crees que es un gesto sin importancia, echa la vista atrás e intenta vislumbrar un pasado sin abrazos. ¿Tampoco lo ves posible? Claro que no. ¡Son mucho más importantes de lo que crees! Descubre los 50 abrazos que protagonizarán tu boda y por qué tus hermanos son tan importantes en tu vida y en tu boda ¡25 motivos indiscutibles!
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