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Porque las segundas oportunidades SÍ pueden ser buenas
Queremos echar por tierra el dicho "segundas oportunidades nunca fueron buenas" y confiar en las historias que pueden reescribirse.
En el amor estamos hartos de escuchar los refranes agoreros de turno, más bien convertidos en chascarrillos y en material para Sancho Panza. Por si todavía no te habías dado cuenta, el amor es tan complejo que no hay dos idénticos, por mucho que algunos se esfuercen en parecer fotocopias. No, no, y mil veces no: el amor y las relaciones son diferentes y, por tanto, el refrán “segundas oportunidades nunca fueron buenas” puede irse a paseo. Si el Padrino II es, incluso, mejor que la primera parte, ¿cómo no vas a gozar tú de una segunda entrega exitosa? Prepara las palomitas y descubre los pasos que hay que seguir para que la segunda oportunidad sea la buena.
Haber disfrutado de la soltería
Para que la segunda parte funcione, tienes que haber pasado página durante algún tiempo. No es válido que, durante el período sin él/ella, te hayas dedicado a vagar de un lado a otro como un zombie. Tienes que haber disfrutado, descubierto cosas nuevas, experimentado, salido, visto, oído, sentido… Tienes que haber hecho viajes con familia, amigos y pequeños amores. Después, si el destino os vuelve a unir, no tendrás la sensación de haberte perdido nada y de retroceder. Tu relación renovada será una nueva aventura. Ya habrás vivido todo lo que creías que no habías experimentado.
Perdón
Hay relaciones que se desgastan sin que realmente nadie tenga la culpa. Da igual: pide perdón. Alguna tontería harías para descuidar vuestra historia de amor, avocada a un final feliz en sus primeros coletazos. Hay detalles que se ignoran y que se amontonan para luego reventar los cimientos de la relación. Pide perdón por las tonterías que, al final, dejan de serlo.
Si ha habido alguna infidelidad o alguna reacción negativa que motivó la ruptura, pide perdón con más razón. Pero que sea de verdad, sin dobles caras ni medias verdades. Demuestra que lo sientes de una manera sincera, total, que te desgarre al pensar lo que la otra persona sufrió. Ponte en su lugar. De esta forma, si la otra persona percibe verdadero arrepentimiento, podría querer intentarlo de nuevo.
Dejar lo malo en el pasado
No hay que obviar el pasado, pero cuando se ha dado el arrepentimiento pertinente (si era el caso), mejor dejarlo atrás y evitar problemas que pueden llevar a juzgar, dañar, hacerse año a uno mismo y, en definitiva, sacar todo lo que hizo fracasar la relación en en pasado.
Madurar
Durante el tiempo de soltería, tienes que haber madurado. Todas esas experiencias, los nuevos amores, los “rolletes”, los viajes, los malos momentos y, sobre todo, el fin de la relación que vas a volver a retomar deberían haber cambiado tu estado mental, mucho más amueblado en esta época de tu vida. Eres una persona nueva, con la misma esencia, eso sí, pero fuerte, segura de sí mismo, consciente de sus defectos y de sus errores del pasado.
Corregir errores
Ahora toca trabajar. Retomar una relación no implica continuar desde donde se dejó. Es decir, si volvéis y no vivíais juntos, nada de empezar por ahí. No, debes retroceder, mirar con perspectiva y arreglar lo que os llevó a ese estado trágico. De hecho, quizá os vendría bien ir más despacio, o al revés, más deprisa si el problema era la lentitud de tu relación. ¡Pero ojo con las decisiones importantes! Esas deben esperar un tiempo.
Mejorar la comunicación
Cuando las relaciones fallan, la comunicación se deteriora y se debe cambiar por una nueva. Eso es lo que debe pasar en esta nueva opotunidad, donde os contéis prácticamente todo y dejéis en la sombra solo aquello que genere misterio, pero no inseguridad ni desconfianza.
Decisión conjunta
La vuelta de la relación puede surgir porque alguien llame al otro y, a partir de ahí, se decida retomar el contacto. También ha podido resurgir la chispa al mismo tiempo, ya sea porque os habéis cruzado de improviso o porque mantenéis cierto contacto y el destino se ha preparado para vuestra segunda oportunidad. Todo esto está bien,
Sin embargo, lo que debes evitar es reanudar una relación por la presión de uno de los implicados, y no siempre tiene por qué ser “el que fue dejado”. A veces, “el que dejó” la relación se arrepiente y trata de conseguir lo que tenía de una manera insistente. En cualquier caso, aléjate de las manipulaciones y el agobio. Deciden dos, no solo uno. Y, por supuesto, no vuelvas con alguien por pena. No es el camino.
Cuidar el sexo
Es absurdo pensar en la mala calidad del sexo cuando comienza una relación, pero en muchas parejas, o en casi todas, la rutina llega como un vendaval y afecta a todos los ámbitos del día a día. El sexo no es lo más importante, pero sí una parte clave, como otras más emocionales, que ayudan a que casi todo vaya bien. Si solo hay entendimiento en la cama, seguro que esa persona no es para ti; pero si hay conexión más allá, solo hay que trabajar un poco más los encuentros amorosos si fallaron en el pasado. Inténtalo y no te olvides de cuidar este aspecto el mayor tiempo posible.
Sigue a rajatabla estos consejos y recibe la segunda oportunidad con los brazos abiertos. Recuerda que los refranes no siempre esconden la solución, sino que instalan miedo y generan estereotipos. ¿De verdad tú eres tan normal? ¡Seguro que no!
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