¿Está tu mascota invitada a tu boda? A la hora de responder a esta pregunta, piensa en ella e imagina si es viable su participación en tu gran día. Y, a partir de aquí, podrás pensar en el atuendo ideal para que luzca como una máquina de seducción animal. Pero, antes de nada, varias consideraciones.
¿Cómo es tu mascota?
¿Qué clase de animal tienes en casa? ¿Es un perro tranquilo? Adelante, que forme parte de la comitiva. Porque, sí, el carácter del animal será clave, así como su especie: si se trata de una pitón o una tarántula, quizá no haga falta pensar en su invitación -¿te imaginas vistiendo a una serpiente de más de 100 kilos?; sería un jaleo-, por lo que piensa en perros, gatos, conejos y, como mucho, algún pájaro si este está entrenado para hacer cosas habilidosas -llevar los anillos, por ejemplo- y para no picotear a nadie.
¿Tiene un estilo propio? ¿Es muy nerviosa?
Parece una tontería, pero hablamos muy en serio. El caso es que deberías tener en cuenta la raza del animal y su tamaño para evitar alguna humillación que, si bien puede hacer gracia al personal, quizá no sea plato de buen gusto para algunos presentes y sí una falta de respeto para la mascota -quizá no lo note, pero esa no es ninguna razón para abusar de su condición de animal-. ¡Debemos buscar la gracieta sin rayar en el ridículo! En fin, que un Rottweiler no se merece llevar accesorios estrafalarios que le vendrían mejor a un Yorkshire -más acostumbrados a ciertas indumentarias-; simplemente, no le pega. ¿Acaso la madrina llevaría la misma ropa o el mismo estilo que una niña de ocho años? Intenta que el atuendo de tu mascota sirva para que sea una buena acompañante, quede como mucho en “mono” y evita que parezca un animal de circo.
Por otro lado, el nivel de nerviosismo del animal es clave. Cuanto mayor potencial tenga para alborotarse, menos ropa debe llevar. De hecho, si ese nivel de alboroto es excesivo, quizá no debas llevarle contigo. Tranquila, lo entenderá.
Opciones para trajes y vestidos
Los atuendos de las mascotas suelen imitar a los que llevan las personas más importantes de la boda, es decir, los novios, que son los que han montado todo ese sarao. Si sois vosotros los que leéis estas líneas, encargad al modisto una versión en miniatura de vuestros trajes que no se suba mucho de precio (recordemos que, aunque les queremos como a un primo, nuestros animales no pueden elevar demasiado el montante de la boda).
En fin, ellos podrían ponerse un traje para perro o un simple cuello del que cuelgue una pajarita o una corbata, según la etiqueta del evento -o si el animal es muy torpe y se pisa la corbata durante toda la función-. Para ellas, faldas de tul o un body que imite al vestido que podrías llevar en tu gran día, porque la imagen podría desatar las lágrimas y las risas cómplices a partes iguales, y eso es precisamente lo que buscamos.
Con unos complementos es suficiente
Algunos novios quieren que sus mascotas participen, pero no ven necesario pensar demasiado en el atuendo del animal. Ya sea esa la razón o la posibilidad de que el minino, cánido y compañía dejen el traje o el vestido hecho un desastre, a veces basta con una corona de flores colgada del cuello que casen con la decoración o con el ramo de la novia, así como un velo que dé mucho juego a la mascota en cuestión. Lo que decimos: encanto y risa, que son los ingredientes de la salsa de este día.
Sin atuendo, pero con estilo
No siempre es posible que un animal se deje poner ropa, complementos o todas las cosas que los humanos se empeñan en hacerles portar. No importa, tu amigo podrá asistir a la boda al natural, como Dios le trajo al mundo, pero con el estilo de animal de compañía edulcorado. ¿Cómo? Usa sus complementos habituales y revoluciona su look habitual con clase. Para ello, collares que casen con la boda, ya sea por los colores o por el estilo de los mismos. Pero hay mucho más, como correas especiales, brillantes en su collar o arnés y otras historias viables para no complicar demasiado el asunto.
Nuestras mascotas son parte esencial de nuestra vida, pero no pueden acompañarnos en todo momento. Al fin y al cabo, son animales y presentan algunos inconvenientes. Pero si tenéis la suerte de poder controlarnos gracias a su gran adiestramiento, llevarlos a la boda y vestirlos convenientemente es una opción genial para añadir gracia y cariño a la velada.
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