Quien bien te quiere... ¿te hará llorar?

El refranero español está plagado de grandes citas como la del titular de este post y tenemos que admitir que éste en concreto no nos gusta un pelo. ¿Se puede llevar la contraria a una cita histórica? Claro que sí. Aunque más que llevarle la contraria, lo que pretendemos es que la lectura de este refrán sea la correcta.

Desde que el mundo es mundo, los amores trágicos, las historias imposibles, las familias enfrentadas y un largo sucederse de dramas han poblado el colectivo imaginario en lo que a amor se refiere. Qué lástima que un sentimiento tan maravilloso como el amor se represente la mayoría de las veces cargado de dificultades, incomprensiones e incluso violencia.

El mito del drama

Si el amor es un sentimiento -a priori- bueno, ¿por qué toleramos e incluso bendecimos los amores difíciles donde ambas partes sufren? Todo depende del cristal con el que se mire. Estamos tan acostumbrados a oír frases como “nuestro amor es imposible”, “hoy lo he visto con otra pero dice que me quiere a mí”, “no le cojo el teléfono, que sufra un poco”. STOP: si éste es el pan nuestro de cada día, el amor ha dejado paso al masoquismo y a la inmadurez.

Cuando entre dos personas hay amor, lo último que se pretende es hacer sufrir al otro. Desmontemos el mito de la desdicha y el llanto por un amor que hace daño. El amor no hace daño, ni hace sufrir, ni es complicado. Como dice la canción: “El amor es una cosa simple” y ya es hora de acabar con las lecturas erróneas de refranes como el que hoy desgranamos.

Quien bien te quiere, te hará llorar

El verdadero significado de este refrán es el siguiente: “el amor o cariño verdadero consiste en corregir los errores de la persona amada, aunque duela hacerlo”. Es cierto que cuando alguien nos importa -amigos, familiares, pareja- nos tomamos la libertad de corregirle ciertos comportamientos que no nos han gustado, esperando que -como lo decimos con amor- esa persona se lo tome bien y sepa aceptar la crítica para mejorar. Está claro que, cuando alguien a quien queremos no aprueba o comparte algo que hemos hecho, lo pasamos mal porque sentimos que le hemos decepcionado y sufrimos porque podemos perder su amistad o su amor.

Cuando alguien que nos quiere nos da un toque de atención, aunque no nos guste, lo mínimo es escuchar y reflexionar sobre ello. No debemos usar frases de cambio como “pues tú…”, ya que estaríamos demostrando una gran inmadurez y un claro ejemplo de soberbia.

La paradoja de sufrir por amor

No puede consentirse que muchas chicas -sin importar la edad- permitan e incluso aplaudan las relaciones destructivas donde lo tóxico es lo único que corre por las venas de ambos, donde lo que se piensa y lo que se dice no concuerda, donde el desinterés se traduce en respuestas que no llegan, donde reinan los celos patológicos porque ha mirado a otra, donde se empapa de llanto la almohada por no recibir lo esperado.

“¿Por qué siempre tengo tan mala suerte?”, “¿por qué sólo me gustan los malos?” Deja de compadecerte y observa lo que estás proyectando: inseguridad, control, dependencia, miedo. A nadie le gusta relacionarse con una persona que no se quiere a sí misma y éste es el primer paso para que alguien nos quiera y para que nosotros también podamos amar.

Querer “bien”

En italiano el verbo querer está formado por dos palabras (un verbo y un adverbio): VOLERE BENE. Querer bien. Ya la propia expresión añade “bien” y es curioso, ¿es que se puede querer mal? Tenlo claro: si te hace llorar o sufrir, llámalo como quieras, pero ni se te ocurra llamarlo amor.

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