Al fijarte en este título de post, seguro que se te ha venido a la cabeza la cara de Chandler Bing (sí, el de Friends) y su fobia al compromiso (cuidado con los nudos de corbata demasiado apretados). Pero el miedo al compromiso, denominado científicamente filofobia, es una realidad que crece según pasan los años, seguramente motivado por los fracasos matrimoniales que nos rodean. Pero hay muchos otros aspectos que te ayudaremos a diferenciar, así como unas cuantas señales que te harán saber si tu pareja sufre ese miedo.
El machismo, siempre culpable
Sí, los hombres son los más afectados por este problema y el asunto viene de lejos. La educación de las niñas siempre ha estado relacionada con la familia, el cuidado de otros y el amor, mientras que a ellos siempre se les ha asociado con una vida aventurera sin límites de profunda experimentación. Con toda esa información en la recámara, ¿cómo van a correr felices hacia la vida en pareja?
Traumas
También existen episodios traumáticos y malas experiencias que provocan cambios en las ideas relativas al compromiso. Ocurre tras una ruptura particularmente dramática, sobre todo si llega tras muchos años de relación, y tanto si esta persona es la dejada o la que dejan, ya que en ambos dejará de confiar en el amor. Pero también influye la experiencia ajena, que afecta negativamente en determinados casos: los divorcios de los padres afectan sobremanera, pues les colocamos como máximos referentes en los que ha fallado el amor; pero también con las parejas de alrededor, como los típicos amigos que llevan toda la vida y se dejan.
Ligereza emocional
Cuando una persona tiene miedo al compromiso, no significa que no tenga relaciones. Sin embargo, en estas se implica poco emocionalmente, sobre todo en el momento que empieza a sentir algo. En ese momento, comenzará a rechazar planes y huirá de las situaciones que puedan potenciar sus sentimientos, así como aquellos aquellas que impliquen una seriedad excesiva en la relación, como presentaciones de padres o compras comunes. Cuando surjan asuntos como bodas o hijos, la huida será mucho mas evidente.
Autosabotaje
Estas personas sabotearán esa relación, a veces, sin darse cuenta. Se centrarán en buscar los defectos de esa persona, aunque sean mínimos y necesiten hacer un trabajo de campo para encontrarlos. Su objetivo es desencantarse de la persona y evitar dar los pasos que llevan directamente a una vida sin vuelta atrás.
También optan por elegir a personas con las que será complicado llegar a un final feliz. Estas personas suelen ser inalcanzables en algún sentido o muy diferentes a ellos, lo que provocaría que no se diera ningún paso más del que existe en ese momento.
Ambigüedad
Quizá este sea uno de las características más fácilmente identificables de un filofóbico. Cuando les preguntas sobre su relación, casi nunca utilizan palabras que puedan sonar demasiado serias. Palabras como novia suelen sustituirse por vocablos mucho más livianos, huyendo, incluso, de la palabra “mujer” cuando están casados. El futuro es incierto en muchas ocasiones y hay palabras que, de alguna forman, parece que coartan y encorsetan la vida.
Indecisión
Si ya de por sí son inseguros, estas personas tampoco mostrarán seguridad a la hora de tomar decisiones. No lo ven claro nunca y la rotundidad es un arma que jamás han utilizado. Cuando surjan las preguntas sobre avanzar en la relación, mostrará dudas y quizá cambie de tema, intentando estar más preparado en la próxima intentona.
Miedo al rechazo y posesión
Buscan un excesivo control de las situaciones y de su pareja, pues su baja autoestima tiende a potenciar su miedo al rechazo, el cual motiva su fobia al compromiso. Los celos también les asaltan como síntoma de su inseguridad.
Solución
Lo primero que se debe hacer es identificar ese miedo y reconocerlo. A partir de ahí, es importante que ambas personas demuestren confianza y desaparezcan todos esos temores, como el de ser abandonado. Y aunque este miedo puede evitarse con una educación adecuada, es importante que, como adultos, sepamos conectar el corazón y la cabeza para aprender a amar de una forma real.
Detecta estos síntomas y, analizando el porqué explicado en los primeros epígrafes, intenta tomar cartas en el asunto. Ayuda a tu pareja a sentirse seguro y que todo siga hacia adelante.
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