Esto sólo pasa en las películas. No. En la vida real hay historias tan hermosas como desconocidas. Soraya y Miguel son los protagonistas de una de ellas. Lo que algunos llaman casualidad, y otros destino, quiso que un otoño Soraya y Miguel se conocieran en un viejo ascensor. Lo que otros pueden llamar azar hizo que ambos compartiesen también el rellano de la quinta planta.
Creo que no es difícil imaginar los ojos pegados a las mirillas a todas horas, los encuentros premeditadamente estudiados, las miradas esquivas que rebotaban en los espejos de aquel ascensor. Y los pensamientos: ‘mariposas en el estómago, bajamos juntos. Cruzaré los dedos para que lleguemos a la vez al portal. Ojalá viviésemos en la planta número mil para pasar a su lado más y más tiempo. Nunca nadie deseó de esta manera quedar atrapado en un ascensor’.
Y al final, un día empuja al siguiente hasta que a cada cual le llega su momento. 14 de febrero. Soraya apuesta todo a una carta y pone una rosa roja en el quicio de la puerta de enfrente. Miguel mira la rosa y sabe que la mujer de su vida vive a unos catorce pasos…
Aquel día San Valentín estaba de guardia y tomó el ascensor hasta la quinta. Ahora, años después, siguen compartiendo vida, en otro rellano, en otro ascensor, pero en el mismo hogar. Soraya trabaja en su negocio de belleza y Miguel es enfermero en un hospital. Durante muchas horas, mientras ella cuida la piel de sus clientas, él cuida la salud de los pacientes… Pero ambos saben que a las 9 de la noche subirán a un ascensor que les lleva junto al otro.
Estas fotos de preboda son para Soraya y Miguel. Es una forma más de inmortalizar aquel momento. En unos días celebraremos su boda y una historia tan especial no podía quedar en el anonimato. Gracias pareja por compartirla con todos nosotros.
Autor invitado: Nano Gallego de Nano Gallego Fotografía
Fotógrafo de bodas
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