Bibiana y Jorge se conocieron a través de una amiga común. Efectivamente la vida da muchas vueltas, algunas de ellas inesperadas, y nunca sabes cómo, cuándo y de que manera el destino te pone delante a la persona de tu vida.
Así, en febrero de 2013, Jorge formuló la pregunta en el romántico enclave del Hotel Ritz de Madrid. Tras la comida, y tras un anillo con un diamante solitario talla brillante, comenzaron las notificaciones y los familiares más cercanos y posteriormente, los primeros preparativos.
El 31 de agosto del pasado año llegó en un abrir y cerrar de ojos, pero todo estaba planeado al milímetro, a pesar de haberlo organizado todo en a penas 6 meses. Cientos de invitados les esperaban en Jerez de la Frontera para celebrar juntos su matrimonio con el gusto de la novia de casarse sin despegar los pies de la tierra que le une a sus raíces.
Ya os he hablado en más ocasiones de los fantásticos vestidos de novia de Sole Alonso, y también Bibiana escogió a esta diseñadora a la que no duda en recomendar a novias venideras, pues desde el principio entendió el traje de novia con el que ella quería casarse.
Su vestido de Sole Alonso tenía el cuerpo de crêpe, falda de tul de seda con talle a la cadera, escote a la espalda y aplicaciones de encaje. Con una sobre-cola de seda natutal y un velo amantillado antiguo, lo cierto es que Bibiana estaba guapísima.
Complementó su look nupcial con joyas especiales, sentimentales y familiares, de esas que solo la novia y algunos allegados conocen el verdadero significado de lucirlas en un día tan especial. Sus zapatos de Gloria Ortiz de color beige con algo de pedrería en el mismo tono le resultaron comodísimos.
Para evitar el calor propio de esa época del año en el sur, Bibiana y Jorge se casaron a las 21:00 en la Iglesia de San Miguel que estuvo armonizada por el grupo de música de Cámara Santa de Sevilla.
Para Bibiana su entrada en la Iglesia fue un momento muy especial. En unos segundos, todos los ojos estaban puestos en ella y se le vino el mundo encima de nervios. Fue muy emotivo, pero ella solo quería llegar al altar y estar al lado de Jorge, para siempre.
La posterior celebración, con Juliá Catering agasajando a los invitados, se llevó a cabo en las impresionantes Bodegas Lustau que representaba la perfección la típica bodega de Jerez con “andanas” de botas, estructuras de columnas e impresionantes arcos. La cena tuvo lugar en la bodega principal, entre todas las botas y rodeados de preciosos coches de caballos. Todo resultó muy acogedor y entrañable.
Toda la decoración giró en torno al mundo del vino: manteles, abanicos y otros detalles en colores burdeos, barra libre y cata de vinos de jerez, botellas de vino antiguas, corchos de botellas, cuerdas de parras así como meseros que representaban utensilios de la viña y la bodega, faenas y labores que se llevan a cabo para elaborar el vino. Como no podía ser de otra forma, Bibiana y Jorge encargaron sus invitaciones en InvitArte, con un sobre crema y forro burdeos.
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