Miriam y Dani se conocieron en una exposición en La Casa Encendida de Madrid. Ella trabajaba como coordinadora y él, en ese momento, estaba estudiando en la capital, fue a pedir información sobre actividades del centro y se encontró con la que es hoy la mujer de su vida. ¡Quién se lo iba a decir! Está claro que la media naranja aparece cuando y donde menos te lo esperas. Y es que, lo que empezó como una amistosa y agradable charla derivó en un intercambio de números de teléfono y una primera cita unas semanas después.
La pedida de mano sucedió en la cima del monte Amboto en el País Vasco. Después de recorrer un largo ascenso, al llegar a la cima y con un maravilloso paisaje de fondo, Miriam se giró un momento para coger un bocadillo y dárselo a Dani, y se lo encontró hincando rodilla con un precioso y delicado anillo.
Los novios
Miriam para el día de su boda lució un vestido a medida diseñado por ella misma y confeccionado por la diseñadora Pilar Nicolás. Desde el principio supo que quería un vestido de corte sencillo que se ajustara a su figura y en el que la tela, en su caso un crepe blanco de Rafael Matías, jugase un papel protagonista. Se decantó por un bonito y elegante escote en V y añadió el detalle de cinturón y botones en la parte trasera en crepe blanco satén. Un vestido que destila sencillez, elegancia y buen gusto por cada costura.
Y qué sería de una novia sin sus joyas el día de su boda… Miriam, además de su belleza y estilo, deslumbró en parte gracias al anillo de pedida de plata con circonita y a los pendientes de plata envejecida que contenían un pequeño brillante.
Para el calzado, optó por unas cómodas y estilosas cuñas de esparto blancas con detalles de pedrería de la firma Carmenchu, adquiridas en la tienda La Nuvia Pim Pam en Barcelona.
Del maquillaje se encargaron profesionales de MAC y del recogido bajo trenzado con tocado de paniculata blanca, se encargó la peluquería La Morla. Y el ramo de novia de estilo silvestre lo realizó la propia novia la mañana del día de la boda con flores que compró la tarde anterior en una par de floristerías de Bilbao.
Dani, para sorprender a Miriam, se decantó por un traje de chaqueta y tanto la americana como la camisa y la corbata eran de Lander Urquijo, los pantalones tipo chino de Massimo Dutti y los zapatos marrones de Pikolinos.
La ceremonia
El gran día de Miriam y Dani fue el pasado 24 de septiembre de 2016, una fecha preciosa que, sin duda, recordarán siempre. Tanto la ceremonia como el convite, lo celebraron en el Caserío Pagaigoikoa cerca de Amorebieta, y llamó la atención de todos los invitados por su fantástico entorno natural.
El banquete
Para dar la bienvenida a los invitados, colocaron un marco con la invitación impresa en papel kraft y un panel de madera pintado a mano. Y el dinero que iban a invertir en regalos para todos los asistentes, decidieron donarlo a la asociación Jatorrak de ocio y tiempo libre para menores en riesgo de exclusión social. Un gesto muy dulce y generoso que dice mucho de los novios.
De la decoración del recinto se encargaron los amigos de la novia. La tarde anterior a la boda compraron paniculata blanca, brezo y flores silvestres en una floristería de Bilbao. La familia materna de Miriam que venían del sur, trajeron ramas de olivo y trigo seco. Como el caserío contaba con sus propias flores y el entorno era bastante boscoso, decidieron no sobrecargar el ambiente. Bastaron un par damajuanas y tarros de cristal, junto con velas y tela de arpillera para conseguir el ambiente perfecto.
El catering fue servido por Gastrolunch. Fue cóctel de media tarde que constó de pintxos vascos, una mesa andaluza y una deliciosa barbacoa. Y para la recena, degustaron nada más y nada menos que 21 pizzas de Telepizza y dos palmeras gigantes de la pastelería Bizkarra.
La decoración de las mesas consistió en mesas de cóctel altas con mantelería blanca a cuadros rojos y blancos, tela de arpillera y tarros con flores. La mesa de postres la pusieron de estilo rústico y la tarta nupcial, una red velvet con crema de vainilla, fue elaborado por la repostera Carmen Alonso, amiga personal de los novios.
Baile de los novios
La música no dejó de sonar en toda la celebración y con ayuda de un amigo de los novios, prepararon un flashmob para la mitad de los invitados de la boda, ya que la otra mitad estaban compinchados para bailar con los novios. La canción escogida fue la de Justin Timberlake, Can´t stop the feeling y debió de ser un momento de lo más divertido, solo hay que ver estas instantáneas que realizó Rubén Mejías, fotografías frescas, creativas y naturales llenas de magia y sentimiento que llegan al alma. Imágenes espontáneas que se diferencian de las demás por su toque de romanticismo. El fotógrafo no dudó en captar cada momento, los nervios previos, las emociones de la ceremonia y los instantes más divertidos del baile. ¡Los novios quedaron encantados, fue una de las mejores decisiones que pudieron tomar!
El photocall de la boda tuvo como temática la famosa película de Ocho apellidos vascos, de Clara Lago y Dani Rovira, y no pudieron faltar las guirnaldas de feria, tela de arpillera, cortinas de encaje, una silla, una guitarra y disfraces de vascos y andaluces. Una idea de lo más original y divertida que nos ha encantado.
Miriam y Dani, gracias por compartir con nosotros vuestro gran día. ¡Esperamos que disfrutarais de la magia de Santorini en vuestro viaje de novios!
Si os ha gustado esta boda, no os perdáis otros reportajes de Rubén Mejías: la boda de Raquel y Abraham, la boda de Sara y Pedro o la boda de Juancar y Sandra.
Fotógrafo: Rubén Mejías | Lugar de celebración: Caserío Pagaigoikoa | Vestido de novia: Pilar Nicolás | Traje de novio: Lander Urquijo | Complementos de novia: Carmenchu, La Nuvia Pim Pam | Catering: Gastrolunch | Maquillador: MAC | Peluquero: La Morla
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