La de Gretel y Pablo estaba llamada a ser una boda llena de detalles tan especiales como lo fue su propia historia, incluida su pedida de mano en París, en un viaje sorpresa preparado para la novia. Una preciosa historia de amor sellada con una boda que quedó reflejada en cada minuto y cada gesto por el fotógrafo de bodas Pelayo Lacazette.
Para un día tan especial, Gretel eligió el modelo Barcelona de Rosa Clará, un vestido palabra de honor, con falda voluminosa en tul, que complementó con un cinturón de pedrería. Para la ceremonia y el cóctel, Gretel apostó por un top de encaje. Completaban su look de novia un velo en tul y encaje (a juego con la chaqueta), y el maquillaje y la peluquería, obra de Carmen Fernández y Susana Mesa.
Como complementos, la novia eligió unos zapatos en glitter plateado de Jimmy Choo y un ramo de rosas y peonías que le daban al conjunto un toque de romanticismo. Y como colofón, unas joyas muy especiales: el anillo de pedida de Pablo, una preciosa pieza de Tiffany; unos pendientes regalo de su madre comprados en la joyería Otero, una peineta de Rosa Clará y, cómo no, las alianzas, realizadas en la joyería Antuña de Oviedo.
La novia estaba radiante, pero el novio no fue menos. Pablo estaba guapísimo con un elegante chaqué y completaba su look con un regalo muy especial: unos gemelos con forma de tuerca que Gretel había encargado para ese día tan especial en la joyería Antuña.
Tras los preparativos de los novios, llegó el momento de la ceremonia que tuvo lugar en la Catedral de San Salvador, una iglesia muy vinculada a la familia de la novia. Gretel estaba preciosa cuando entró en el templo precedida por los pequeños del cortejo que portaban una guirnalda elaborada con paniculata. La pieza, como el resto de la decoración floral elaborada con hortensias blancas, paniculata y pequeñas rosas, era de Flores Pando. Todo el trabajo de decoración estuvo coordinado por Carmen Roman de The happy day, el equipo de wedding planners encargado de que no faltara de nada en el gran día de esta pareja.
A la entrada de la iglesia Gretel vivió uno de los instantes más especiales del día: un grupo de gaiteros estaba esperandola. La música del coro dentro de la catedral, la carta que la madre de Gretel leyó a los novios y la mirada de Pablo al ver llegar a la novia fueron otros de los momentos que Gretel recordará para siempre con especial ilusión.
Tras la ceremonia los novios se dirigieron al Hotel de la Reconquista, el lugar elegido para la celebración del banquete. Allí, los invitados disfrutaron del cóctel mientras localizaban su sitio en las mesas en un original protocolo que imitaba las ramas de un árbol.
El banquete se celebró en el “patio de los gatos”, decorado para la ocasión con guirnaldas de luces. Unos centros de mesa de peonías y rosas, con velas, sobre base de espejo ayudaron a crear una atmósfera romántica. Para los meseros, los novios eligieron un dibujo de la catedral que colocaron en un portafotos, mientras que para los niños optaron por un centro con grandes piruletas. Además, las minutas se personalizaron con las iniciales de los novios y dibujos de “El principito para los más pequeños”.
Durante la cena, fueron muchas las anécdotas de las que disfrutaron los novios, como la entrega del ramo de Gretel a su hermana, el discurso del tío de la novia y la tarta, un pastel con el escudo de la Escuela de Minas de Oviedo, el lugar donde se conocieron los novios, diseñado por la familia de Pablo.
Como regalo para los invitados se repartieron bombones de Ovetus y los libros Historia del Real Hospicio y Hospital Real de la ciudad de Oviedo, de Enrique Junceda Avello, que cuentan la historia del edificio del Reconquista. Y para los más pequeños, conos de chucherías y el cuento El libro del bosque, de María Josefa Canellada. Después llegó el primer baile de los novios, para deleite de todos sus invitados.
Y los detalles aún continuaron después del baile, ya que los novios colocaron en el salón una candy bar y un árbol de los deseos, ambos elaborados por The happy day. La fiesta continuó hasta las siete de la mañana en The Black Bar, en el que se colocaron tres fuentes de chocolate, acompañadas de brochetas de frutas, bollería y gominolas.
Y es que sin duda, la boda de Gretel y Pablo fue la de una pareja muy especial, generosa, alegre y muy pendiente de sus invitados que recibieron de ellos todo el amor y la felicidad que los novios quieren compartir en su gran día. ¡Una boda excepcional para una pareja maravillosa!
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