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Una boda muy especial en mi querida tierra gallega: la boda de Ana y Felipe
Hace unos días recibí unas imágenes que me hicieron mucha ilusión. Las fotos de la boda de Ana, una niña que conozco desde la infancia, con la que tengo muchos amigos en común. Mi ilusión por estas instantáneas se debe además a que la boda se celebró en mi querida Coruña, ciudad que me vio nacer y en la cuál guardo muchos de mis grandes recuerdos de verano.
Ana estaba guapísima con el kimono japonés de seda natural que le regalaron sus padres, para las horas previas al gran momento, mientras ella misma se maquillaba y su peluquero de toda la vida le peinaba. Junto a ella, su mejor amiga Marina, también íntima amiga mia. Marina se quedó a dormir con ella la noche anterior a la boda para pasar con Ana su última noche de soltera, ¡como dos quinceañeras! Tampoco podían faltar alguno de sus perritos por los que siente profunda adoración y amor.
Para el maquillaje tenía claro que quería algo muy natural, y para el peinado una trenza con algo de volumen. Para adornar el peinado se puso un tocado lleno flores y pistilos diminutos de Carmen María Mayz en donde luego iría el velo-mantilla que le había prestado la mujer de su hermano. El mismo que su cuñada lució el día de su boda, por lo que a Ana le hacía muchísima ilusión.
Para completar su look de novia se puso el anillo de boda con el que Felipe le había pedido matrimonio y unos pendientes de estilo vintage, que fueron el regalo de pedida. Los tacones elegidos por la novia; unos peeptoes color champagne de Jimmy Choo, una de las marcas más utilizadas por las novias de estos años. Como complemento extra un abanico con detalles de nácar.
Después de cada uno de los aderezos, el maquillaje, y el peinado por fin llegó el momento de poner el vestido de novia. Un vestido de Bebas Closet con bordados dorados en los laterales. Un vestido sencillo y romántico a la vez, con un toque boho chic y con una espalda preciosa. Ana, después de haber visitado varios ateliers tuvo claro, nada más entrar en Bebas Closet que allí iba a encontrar el vestido de sus sueños, ¡y así fue! El ramo de novia, tratándose de una boda en Galicia, no podía elegir nada mejor, una de las flores más típicas gallegas; las hortensias. La elección me encanta. Estaba guapísima. Sencilla y elegante. Una novia 10.
El novio, a su vez preparándose también para el día esperado. Felipe eligió un chaqué azul marino de la firma coruñesa In&Formal, una corbata azul con detalles en gris que le regaló su hermana de la firma Scalpers y unos gemelos de oro blanco. La camisa, hecha a medida, es de Lester, y en vez de cinturón optó por unos clásicos tirantes. Por su puesto no podía faltar el reloj Tank MC de Cartier, que Ana le había regalado por la pedida de mano.
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El novio vistiéndose con el reloj de Cartier, regalo de la pedida de mano. Imagen Fluxus Fotografía
La ceremonia religiosa se celebró en la romántica Iglesia de Santa Eulalia de Lians, una iglesia pequeña totalmente apartada de la ciudad, única y exclusivamente rodeada de frondosos árboles. Para mi es una de las más bonitas de La Coruña.
Los niños de arras no podían ir más ideales. Todos ellos vestidos con trajes en tonos azules de Teresa y Leticia. Debido a las temperaturas que te pueden acompañar en una boda en Galicia, todos los niños del cortejo nupcial iban con abriguitos. Las niñas con capas y los niños con chaquetas austríacas, un clásico de cuando yo era pequeñita, todas ellas azules.
La celebración de la boda fue en un enclave típico gallego, el Pazo de Xaz, una finca de elevado contenido histórico que se sitúa en el valle del río de Xaz. El pazo está rodeado de varios jardines y vegetación muy variada. Antes de llegar al edificio hay un frondoso bosque de pinos que da paso a un primer jardín de mirtos, con formas romboidales a base de flores (rosas, claveles, etc.) que le dan un aspecto colorista y alegre rodeado de cipreses. Destaca la hiedra que cubre toda la fachada principal y que cambia de aspecto según las estaciones del año.
Para el banquete no faltaron las típicas pulpeiras que preparaban pulpo al momento en las tradicionales potas de cobre y grifos de cerveza. ¿Os imagináis cuáles? pues claro; ¡de Estrella Galicia! El catering, maravilloso, del Grupo Alborada.
Ana creó un poste de señalización de madera en honor a sus invitados que venía de fuera. A la boda hubo asistentes de Chile, Londres, Costa Rica y Hong Kong, ¡además de todos sus amigos repartidos por España!
Las imágenes de la boda son de Fluxus Fotografía, que plasman a la perfección lo guapa que iba la novia, lo bonita que fue la boda y lo espectacular de lo que ofrecen los parajes gallegos y la riqueza de su vegetación. Supongo que, que mi corazón esté dividido y una parte le pertenezca a esta tierra, hace que lo vea con mejores ojos, pero creo que no me equivoco.
Enhorabuena Ana y Felipe por una boda tan especial y por dejar que compartamos vuestro gran día con todos, porque seguro que serviréis de inspiración para muchos novios que están en plena organización de su boda.
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¡Un abrazo!
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