Ámsterdam, con sus canales y sus estrechas y preciosas calles, fue el lugar elegido por Roderick y Monique para celebrar su amor con una sesión de fotos inolvidable. Globos en forma de corazón, una caja de tizas y una buena dosis de humor fue todo lo que esta pareja de enamorados, y su fotógrafo de bodas holandés, Sjoerd Booij, necesitaron para apoderarse de las calles de la capital de los Países Bajos, en una soleada tarde de primavera.
Las sesiones preboda son una manera excelente de familiarizarnos con el fotógrafo, y deshacernos de la timidez ante la cámara antes del gran día. De este modo, cuando llegue el día B, los novios consiguen olvidarse con más facilidad del objetivo, dando lugar a unas fotos mucho más naturales, espontáneas y bonitas.
Una tendencia cada vez más de moda: emplear alguna o varias de vuestras fotos favoritas para las invitaciones o el libro de firmas. ¡Un detalle precioso y emocionante para vuestra historia de amor!
En el caso de estos novios, además, la relación con el fotógrafo venía ya de lejos: tras conocerse personalmente en la boda de unos amigos -y después de compartir unas cuantas confidencias sobre fotografía-, la pareja se decantó por las habilidades de este experto en fotos de bodas, dejando más espacio si cabe para la improvisación. El resultado: unas fotos bonitas y ultrarománticas, llenas de chispa.
¡Felicidades a la pareja!
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