Empezamos nuestra búsqueda en 2015, sin encontrar nada que se adaptase a nuestro gusto, necesidades y presupuesto. Visitamos muchas fincas, pero o se pasaban de nuestro presupuesto, o eran muy rígidas en cuanto a proveedores (uno quiere escoger todo en el día de su boda, ¿no? ), o no cumplían con lo que estábamos buscando. Retomamos la búsqueda en 2016 y al visitar Ca l'Iborra, en cuanto entramos al parking, los dos supimos que habíamos encontrado el lugar. Luego al entrar y ver la casa tan preciosa y elegante, remodelada respetando la decoración de la época con los suelos, la escalera, las ventanas preciosas, no tuvimos dudas de que queríamos celebrar nuestra boda allí. El patio y los jardines, super cuidados, y con vistas al mar, que era uno de nuestros requisitos, añadía más puntos a favor de Ca l'Iborra. Solo tenía que encajarnos el precio, y así fue. Ellos te proponen "paquetes" o si no la alquilas por libre y llevas tú los proveedores que quieras, que era lo que nosotros queríamos, que no nos impusiesen nada ni nos cobrasen de más por llevar un proveedor que nosotros quisiésemos. La casa es propiedad de una familia, así que entre los hermanos la gestionan y se nota cuando algo es propio y se lleva con cariño. Estuvimos al principio en contacto con Jose, y después con su hermana Esther, los dos muy amables y flexibles. Durante todo el año y pico antes de la boda atendieron siempre amablemente a nuestras consultas por mail, teléfono y whatsapp y la semana previa nos dejaron llevar cosas para ir montando. El mismo día estuvo Jose controlando todo hasta la cena y luego otro de los hermanos hasta el cierre, ¡y salió todo perfecto! Me encantaría volver a alguna boda solo para disfrutar de la casa sin los nervios de que sea nuestra propia boda. ¡Esperamos volver pronto! Muchísimas gracias.