Hemos analizado todas las quejas que nos transmitieron después del evento. La gran mayoría de ellas eran simplemente falsas, pudiendo demostrarlas directamente en la reunión posterior al evento con documentos y otro tipo de pruebas físicas. Otras muchas han sido comentadas con el personal del cáterin y también han sido desmentidas por el testimonio del personal del cáterin y por la wedding planner. El resto de quejas de las que no hay constancia ninguna, dada la poca credibilidad que ofrecen con el 95% de las quejas demostradas como falsas, entendemos que tampoco serán reales.

Desde nuestro punto de vista, el objetivo de todas estas quejas - que, insistimos, la mayoría han sido desmentidas desde el primer momento - era el de obtener un descuento sobre las tarifas previamente contratadas. Poco importó que se explicara que hemos respetado el precio de 2021 cuando en 2022 la inflación y los precios han subido más del 10%. Tampoco que se aplicara un precio especial más barato (no contemplado en el contrato) para casi el 20% de los invitados que tenían entre 16 y 18 años. Y tampoco la explicación de que el precio sube conforme bajan los invitados, como estaba contemplado en el contrato y que, lamentablemente, no podemos hacer nada porque son costes fijos que hay que repercutir entre menos invitados.

No sabemos si las expectativas de los novios era tener una boda de 100 invitados con el precio por persona de una de 300 invitados, o si querían aplicar el precio de otros cáterin al que le hemos ofrecido nosotros. Todo lo que se ha cobrado estaba redactado en un contrato. De hecho, se les ha hecho descuentos y realizado trabajos sin coste cuando no los tenían contratado. Sin embargo, nada de esto ha importado.

Las quejas, repetimos, eran directamente falsas en la mayoría de los casos y, en los casos en los que no se ha podido comprobar, eran totalmente absurdas. Para muestra del tipo de queja que estamos hablando es que un camarero trajo una Coca Cola normal en vez de una Coca Cola Zero (cuando se le advirtió del error, por supuesto se la llevó y trajo la correcta). Por supuesto, un error imperdonable y que se debe a que el camarero tenía un afán terrible por estropear la boda. Podría pensarse que es un error humano, bastante común por otro lado, pero los novios prefirieron pensar que era todo una conspiración de los camareros para arruinar el evento.

Una lástima que una boda que sí ha sido una buena boda haya sido desmejorada por los propios novios en su afán por conseguir un descuento económico. La gran mayoría de los invitados con los que pudimos hablar no tenían queja alguna ni del espacio ni del cáterin. Incluso muchos de ellos, voluntariamente, vinieron a darnos la enhorabuena. Sin embargo, poco podemos hacer si los novios pretenden utilizar quejas irreales para reducir el importe del evento y utilizar este tipo de comentarios como chantaje para ello.

Tanto nosotros como nuestros proveedores tenemos la conciencia tranquila de que fue una buena boda. Por supuesto que habrá detalles que pulir y que en 12 horas de evento y con casi 30 profesionales de nuestra parte trabajando en la boda, algún detalle puede haberse escapado. No somos perfectos. Ni nosotros ni nadie. Pero cientos de quejas por absolutas nimiedades y con la mayoría de ellas demostradas como falsas nos parece algo bastante desagradable, tanto para nosotros como para el recuerdo de su boda.