No voy a exponer mi opinión sobre el restaurante como tal pirque he estado varias veces y la verdad es que nunca he salido descontenta, al contrario he comido bastante bien. Mi descontento y enfado viene por la forma en la que el dueño gestiona las cosas cuando algo no está bien. Voy a explicar la situación para que todos podáis entender. El año pasado en julio mi hijo fue invitado a una boda que se celebró allí mismo. La decoración del restaurante es antigua y con detalles del País Vasco haciendo acorde al lugar en el que está. Uno de los bancos que se sitúan donde se celebran las ceremonias civiles tenía una punta sacada hacia arriba( tengo un vídeo que demuestra todo lo que digo) y con tan mala suerte mi hijo se sentó y rasgó el pantalón que llevaba puesto. Era el pantalón de un traje y era la segunda puesta que tenía. Dimos por supuesto que el restaurante tenía un seguro y fuimos a hablar con Javier ( el dueño) para explicarle lo que nos había pasado. Llevábamos una grabación para que el viera dónde estaba el clavo y para que subsanara este fallo y no volviera a suceder. Todo fueron buenas palabras pir su parte. Nos pidió los datos el número d cuenta y todo para hacernos un ingreso y poder comprar u traje porque evidentemente este no tenía arreglo. Parecía que todo estaba solucionado. Pasaron los días e incluso varios meses y como no teníamos ninguna noticia volvimos a insistir y le llamamos por teléfono y nos dijo que con el tema de la pandemia y todo el rollo que él pensaba que ya estaba todo solucionado y que no nos preocupáramos porque hablaba de nuevo con el seguro y si no nos hacía el directamente un ingreso. Parecía de nuevo que todo estaba solucionado pero para nuestra sorpresa no fue así. Insistimos varias veces llamando pero no nos cogían el teléfono y pensábamos que como el tema de la restauración y la pandemia era bastante malo a lo mejor no habían abierto. Pir fin un sábado conseguimos hablar con Javi. No os podéis imaginar lo desagradable que fue aquella conversación. Me entraron hasta ganas de llorar al principio y luego me vino la rabia. Llego a decir que como se nos ocurría llamar un sábado con todo el trabajo que tenía. Que ya lo sentía pero que era lo que había. Y por supuesto seguimos sin cobrar ni un céntimo y encima con malas contestaciones. Y ha pasado un año. Así que si vais a ese lugar mirar bien donde os sentáis porque podéis estropear vuestra ropa y el dueño no se va a hacer cargo de nada. Solo deseo que a él le traten cuando tenga algún problema como el nos ha tratado a nosotros. Y sobre todo decir que por su parte es muy poco profesional lo que ha hecho. Sin más. En este camino nos encontramos con diferentes personajes y el es uno de ellos. Buen camino.