Esta antigua finca rústica, denominada Torre de La Tragia y conocida actualmente como Torre del Pino, es propiedad de la familia Bas Valdivia que la hizo su vivienda habitual. En el año 1998 decidieron emprender un negocio diferente, alquilar los extensos jardines para realizar celebraciones.
La Torre del Pino esta gestionada por sus propietarios, ofreciendo un trato personalizado y exclusivo para la organización de cualquier tipo de evento en Zaragoza, que la convierte en algo único.
Saben que no todo el mundo quiere celebrar su enlace de igual manera, por lo que en esta finca los novios pueden realizar la ceremonia que más les guste. La zona mas popular para realizarla es el cenador, donde un arco de hiedra cobija a los contrayentes y acompañantes, bajo la mirada atenta del resto de invitados.
Se encargan de realizar el montaje de la ceremonia, con sillas, sillones para los novios, altar y ambientación musical, todo lo necesario para hacer que cada boda sea única y diferente.
Cuentan con unos amplios y espectaculares jardines de más de 900 m2 de césped y vegetación, donde cada rincón tiene un encanto especial. También disponen de zonas interiores, entre las que se encuentran: el porche, la capilla, la bodega decorada como un salón, el patio de la entrada, el área de guardería infantil, donde las cuidadoras estarán pendientes en todo momento de los más pequeños de la fiesta y la zona del comedor, en la cual los novios disponen de una pequeña zona para ellos con un cuarto de baño, para poder cambiarse y guardar cualquier cosa que deseen.
Trabajan con una de las mejores empresas de catering a nivel nacional. La cocina de José Fernández es una empresa joven pero sólida, dinámica, en la que la flexibilidad de su trato y la calidad de los productos hacen la mejor de las combinaciones. José Fernández junto a un gran equipo de profesionales harán de su celebración una boda única y especial.
Fui a una boda en Torre del pino en el 2004. Me encantó. El jardín del cocktail es muy agradable, con mucha vegetación. La sala para la cena es muy grande y diáfana. Cabe todo el mundo en una sala (en la que fui había al menos 250 personas y cabían todas en la misma sale). La cena no la recuerdo, la verdad. Me acuerdo en cambio de la fiesta que vino después. El lugar bastante adaptado, ya que era recogido y con poca luz la parte de donde había la fiesta. Si me casara en Zaragoza, sería uno de los sitios que recomendaría, sin duda.