El Rectoral de Cobres 1729 se encuentra ubicado en Vilaboa, Pontevedra. Se trata de un 'hotel con encanto' en el que sus dueños han puesto toda la ilusión para convertirlo en un lugar especial donde cada estancia resulte inolvidable. Se trata de una antigua Rectoral, del año 1729, situada en una colina que ofrece unas vistas maravillosas sobre el fondo de la Ría de Vigo, justo sobre el histórico estrecho de Rande.
A este paisaje lleno de historia hay que añadirle el arte que encierran tanto la propia Rectoral como su 'paneira', con planta de 150 metros cuadrados, que actualmente ha cambiado su función de guardar el grano por la de albergar todo tipo de celebraciones.
Ofrecen por tanto la posibilidad de celebrar banquetes de boda y ceremonias civiles en sus instalaciones y alojamiento en sus 8 habitaciones acondicionadas, restauradas y amuebladas buscando combinar las comodidades que pide un viajero del siglo XXI con todo el encanto de esa arquitectura rural gallega del siglo XVIII.
Nos casamos aquí y no podemos estar más contentos, fue todo un sueño. Nosotros y nuestros invitados nos lo pasamos muy bien, estuvimos muy bien atendidos y podemos decir que fue una boda preciosa. La Rectoral es un lugar muy especial, casi mágico, con una panorámica preciosa sobre el mar. El equipo de profesionales es fabuloso, desde la wedding planner hasta el chef y pasando por todas las personas que se involucraron al máximo para que nuestra boda saliera perfecta. Son encantadoras personas y profesionales muy eficaces. Para nuestra boda elegimos un banquete tipo cóctel, en contra de lo que esperábamos, fue muy abundante y toda la comida riquísima. Los invitados se lo pasaron muuy bien, fue muy dinámico y nosotros pudimos estar con todos ellos, repartiendo mejor nuestro tiempo. Lo recomendamos al máximo!
El lugar es perfecto para una boda íntima como la nuestra. El trato del equipo es excepcional. Las habitaciones son amplias y con unas vistas preciosas, recomiendo quedase a dormir. Me encantaría volver!
Muchas gracias a todo el equipo por la gran boda que vivimos. Nos atendieron siempre con una sonrisa, pendientes de todos los detaller y eso que el día anterior a la boda tuvimos que cambiar los planes de la celebración civil porque daban lluvia. Todo se hizo de manera ágil y sin problemas, con gente tan profesional da gusto trabajar. Quiero destacar también lo riquísima que estaba la comida, tanto el cóctel como el menú se adaptó para algún invitado celíaco y alérgico, y el servicio fue muy rápido.