La Venta de Aires es un lugar lleno de historia y de encanto gracias a su especial enclave y a su larga historia, puesto que fue fundada en 1891 y presume de ser el único restaurante centenario de Castilla- La Mancha.
Gracias a su situación geográfica en el corazón de Toledo y en pleno circo romano, su particular decoración con artesonados en algunos de sus salones aporta una ambientación especial para el día de tu boda. Los diferentes tamaños de sus comedores y terrazas facilitan la organización de todo tipo de bodas.
Tras más de 120 años sirviendo cocina casera, la Venta de Aires continua ofreciendo lo mejor de la gastronomía tradicional pero con una apuesta por la innovación y la buena materia prima de todos los productos. La dilatada experiencia en cocina de esta venta, hace que sus menús sean muy elaborados y con gran variedad en los platos. Además, ofrecen la posibilidad de que los novios elijan su propio menú para ofrecer a sus invitados lo que más les gusta.
No se lo recomendaría a nadie que aprecie.
Celebramos nuestra boda en este sitio y fue la peor decisión que pudimos tomar. Lo que vivimos ese día fue una pesadilla.
En el cóctel la terraza cortada por la mitad con un biombo y llena de mesas. Todos nuestros invitados estaban apelotonados. El corner de vinos era un "auto-servicio" ya que no había ni un camarero sirviéndolo.
En el banquete se confundieron al colocar 2 mesas, el menú que sirvieron no era el mismo que elegimos en la degustación, de hecho, cada plato salía con una guarnición diferente. A parte de todo el tiempo que se tardaba en servir los platos por la falta de personal, que no era suficiente para cubrir el evento.
Seguramente el peor momento vino con la “tarta nupcial”, la cuál era un pastel de cumpleaños (literalmente).
En cuanto sirvieron los cafés (muchos de ellos fríos), tenía a una señorita persiguiéndome por todo el salón con la cuenta en la mano para que fuéramos a pagar (todos los invitados se dieron cuenta de esto). La barra libre comenzó antes de acabar los postres.
Todo el tiempo con prisas para cambiar de un espacio a otro. Barra libre, que por cierto nos metieron dentro del mismo salón y que también debería entrecomillar, ya que a los 45 minutos se empezaron a quedar sin bebidas y otras tantas (como las cervezas o el agua) tenían que irse a por ellas a otra barra ya que en nuestra “barra” no tenía ni cámara frigorífica. Ah, y con la música tampoco acertaron. Les pasamos una lista cerrada de canciones y el DJ puso lo que le vino en gana.
En resumen, una auténtica vergüenza la que nos hicieron pasar el día de nuestra boda. Un día que no se va a repetir y que por desgracia recordamos con tristeza. Si alguien se arriesga a contratar su boda aquí, recomiendo que deje todo por escrito (cantidad de camareros, comida, bebida, espacios...).
Celebré aquí mi boda hace un mes. Me encantaba solía frecuentarlo bastante con mi familia. Mi experiencia fue nefasta.
El cóctel no duró lo acordado y estaba lleno de mesas, la cantidad era escasa tanto de comida como de personal,mis invitados me comentaban que las bebidas tardaban mucho tiempo en traerlas (si las traían).
En la cena dos mesas estaban mal situadas.La presa ibérica era con migas y crujiente de pera al vino tinto, pusieron un plato distinto que sirvieron a varios invitados, la cual no se corresponde con la carta, no llevaba patatas, entre otras cosas.
En la barra libre se les acabó al comienzo el puerto de indias, la cual empezó antes de terminar los postres.Deberían preveer y cuidar los detalles en un día tan especial, mi consejo es que os lo penséis si vais a celebrar una boda aquí más que nada porque ningunos novios quieren quedarse con un recuerdo tan triste, saber que ya no lo vas a poder cambiar nunca y pasar vergüenza por los invitados.