¡Por fin! Ya tenemos todos los detalles de la boda del año y, como esperábamos, no nos ha defraudado. Hoy, la pareja, ha comenzado un nuevo capítulo de su historia, quizás el más importante. Ella, una mujer “común”, divorciada y ex actriz, él, un guapo príncipe, rebelde y apasionado como lo fue su madre, Lady Di. Hoy, ambos se han jurado amo eterno ante la expectante mirada del mundo entero.
En la capilla de San Jorge, junto al Castillo de Windsor, alrededor de las 11.20 horas, llegó el príncipe Harry enfundado en el uniforme completo pero con barba, acompañado de su hermano y mejor amigo, el príncipe Guillermo. Los dos hijos de Lady Di siempre han tenido un vínculo muy especial que se fortaleció con el fallecimiento de su madre. Aunque ella ha estado presente de alguna manera en este gran día, la pareja de ya recién casados, quiso rendir homenaje a Diana de Gales decorando la iglesia con rosas y peonías blancas, las flores favoritas de la princesa.
Sobre las 12 llegó la novia en un Roll Royce burdeos acompañada de la reina Isabel II a la ceremonia, donde les esperaban nada menos que los 2.500 invitados que ansiaban por ver el look elegido por Meghan. Finalmente se decidió por un vestido blanco con manga francesa, de escote bardot y una cola no demasiado larga, confeccionado en mikado de seda por las expertas manos de Clare Waight Keller, actual directora creativa de Givenchy.
Meghan ha lucido un espectacular velo de seda con bordados de encaje y una joya preciosa, una tiara de brillantes, la llamada tiara Filigree, que perteneció a la reina María (abuela de Isabel II, madre del rey Jorge VI). El príncipe Carlos ha acompañado a la novia al altar ante la atenta mirada de un Harry algo nervioso.
A la llegada de Meghan al altar, Harry le descubrió el rostro levantando el bonito velo, un rostro que ha mostrado con un maquillaje muy natural y un peinado sencillo. Por detrás, sonaron las notas de la moderna canción Stand by me, un momento en el que la madre de la novia no pudo contener las lágrimas.
Llegado el momento de los votos, Meghan y Harry no juraron ‘obediencia’ como dicta el protocolo real. Meghan ya ha roto moldes por estar divorciada y ser mestiza, algo prácticamente inédito en la familia real británica. Hoy, en su ceremonia, al igual que Kate Middleton, ha dejado atrás una tradición que su suegra dinamitó hace 36 años. Estos detalles han hecho que el momento sea aún más conmovedor y la emoción de los dos jóvenes se traspasa a todos los invitados cuando los proclaman oficialmente marido y mujer.
Tras la declaración como marido y mujer, Meghan y Harry salen de la capilla seguidos por una procesión compuesta por el Príncipe Carlos, su esposa Camila y la madre de Meghan, en la primera fila, seguido del príncipe Guillermo, Kate y sus hijos. A la salida de la iglesia, los recién casados, tras el clásico ritual de saludo a los allí asistentes, pusieron rumbo a la celebración.
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