Los 30: ¿la edad más especial para enamorarse?

Aunque el amor llega sin planearlo y, en muchas ocasiones, cuando menos te lo esperas, hay muchas personas que hasta cierta edad no se sienten preparadas para tener una relación. ¿Los motivos? Falta de motivación, tiempo o simplemente no desean comprometerse a dedicarle gran parte de su tiempo a otra persona. Sin embargo, a partir de los 30 estos pensamientos cambian ya que una relación esta edad suele ser sinónimo de estabilidad y seguridad. Quédate con nosotros y descubre por qué los 30 es la edad más especial para enamorarse.

Madurez

La doctora María Dolores Arteaga, psiquiatra y psicoterapeuta de pareja, explica que cuando se trata de relaciones protagonizadas por personas muy jóvenes, es probable que la inmadurez no les permita conocerse bien. “Ni siquiera se conocen aún a ellos mismos”, confiesa.

Esta es una de las cualidades más representativas de una relación a los 30. Mientras que en los 20 tu prioridad es pasártelo bien y disfrutar sin límites, a los 30 notas un pequeño cambio en ti y dejas a un lado las preferencias del pasado. Ya no te llena (o al menos tanto como antes) salir hasta el amanecer, encadenar ligues y vivir más de noche que de día. Lo más probable es que tengas menos tiempo y es ahora cuando tienes que dedicárselo a lo que realmente te motive.

Independencia

Uno de los mayores beneficios de tener una relación a los 30 es que con un poco de suerte tienes un trabajo estable, lo que conlleva a un horario e ingresos fijos. Algo que a la larga ayuda mucho a la hora de atender a tu pareja porque podréis organizaros mejor y seguramente tengáis un pequeño “refugio” donde podréis tener intimidad y tranquilidad.

Experiencia

Seguramente a los 30 hayas pasado ya por alguna que otra relación que habrá terminado mejor o peor. Puede que eches la vista atrás y si en tu mano estuviese cambiarías algo, pero gracias a haber vivido esa etapa eres lo que eres hoy. Toda experiencia adquirida hace que ganes más confianza, y estés dispuesto a afrontar nuevos retos en diferentes ámbitos de la vida. Como decía el poeta James Russel Lowell “una espina de experiencia vale más que un bosque de advertencias”.

Seguridad en ti mismo

Como resultado de la experiencia, nace la seguridad. Cuando eres más joven es común tener ciertos complejos e inseguridades propios de la edad. Una vez que vas creciendo y pasando por distintas situaciones empiezas a comprender que todo depende de la actitud con la que afrontes la vida. Lo provechoso de comenzar una relación en esta etapa de tu vida es que has tenido más tiempo para profundizar en ti mismo y saber lo que te conviene y lo que no, así como lo que buscas como lo que rechazarías en cualquier caso.

Estabilidad

Como era de esperar, la estabilidad es uno de los puntos fuertes de toda relación treintañera. La suma de todos los puntos anteriores da por resultado solidez, perdurabilidad y consistencia. Porque llegas a un punto en el que lo que realmente te apetece es tener ilusión por alguien y elegirla como compañera de vida sin restricciones ni cláusulas. Al final, lo especial de tener pareja es compartir con ella momentos y proyectos a largo plazo.

Como bien afirma Arteaga, “cuando ya se ha tenido algunas (o muchas) experiencias, empieza el sentido de responsabilidad y nacen las preguntas: qué quiero con esto, hacia dónde me lleva esta relación… Se vive con más consciencia y se valoran más los sentimientos“. Existe una mezcla de razón-emoción, que le da estabilidad y sentido a las relaciones.

Y tú, ¿en qué etapa de tu vida te encuentras? Aunque estas claves puedan parecer algo estereotipadas, no te olvides que únicamente son algunos rasgos generales que se pueden cumplir o no. Cada relación es un mundo y puede ser perfecta a cualquier edad siempre que sea sana. ¿Cuál es la edad perfecta para casarse? ¡Descúbrela! No olvides consultar qué dice la ciencia sobre amar y enamorarse.