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La chica inalcanzable: la boda de Dácil y Fer

Cuando Fer conoció a Dácil nunca imaginó que acabaría casándose con ella. Pero el destino así lo tenía previsto y la suya fue una boda en la que no faltaron los detalles, una decoración de lo más cuidada, mucha diversión y una gran dosis de solidaridad. ¡Te lo contamos!

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“Para mí era una chica inalcanzable”. Así describe Fer lo que pensaba de Dácil, la hermana de su mejor amigo, antes de que se convirtiera, primero en su novia y luego en su esposa. Gustos musicales comunes le dieron pie a comenzar una conversación que les hizo ver que estaban hechos el uno para el otro y que el destino quiso que acabase en una preciosa boda retratada por Deborah Torres, de Mi Lima Limón.

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Foto: Deborah Torres.
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Su pedida de mano no pudo ser más romántica. “Fue en San Valentín, durante la cena en un restaurante. A la hora del postre había una carta en mi plato que Fer había dado al camarero. En ella hacía balance de los más de 8 años llevábamos juntos y la última frase de la carta decía: ” Y ahora mírame y dime que te quieres casar conmigo” Levanté la vista y allí estaba él con una gran sonrisa y el anillo en la mano”, recuerda Dácil.

La novia encontró muy pronto su vestido, aunque, recuerda, no era para nada la idea inicial que ella tenía de lo que luciría en su boda. “Se trata del modelo Berta de Pronovias al que añadí unos tirantes anchos para hacerlo más formal para la ceremonia. Su encaje y plumeti me conquistaron y aunque en mi idea no era para nada llevar escote palabra de honor o corazón al probármelo lo supe: ¡Era mi vestido!”.

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Foto: Deborah Torres.
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Foto: Deborah Torres.

Buscando la sencillez, Dácil solo llevo unos sencillos pendientes que hicieron las veces del “algo prestado” ya que pertenecían a su dama de honor y el anillo de pedida de Fer elaborado en oro blanco y pequeños brillantes. Los zapatos fueron un modelo de Mary Paz al que un amigo de la novia añadió unas flores de organza con cristales y plumas y el ramo, un bouquet de rosas inglesas en tonos crema, lo confeccionó la florista del Hotel Vincci Selección Buenavista Golf&Spa (Tenerife), donde se celebró la ceremonia.

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Foto: Deborah Torres.

Para el peinado y el maquillaje Dácil escogió a Angélica Rodríguez que creó para ella un recogido y un maquillaje en tonos neutros con los que la novia se sintió muy cómoda y satisfecha.

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Foto: Deborah Torres.
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Foto: Deborah Torres.
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Foto: Deborah Torres.

Mientras Dácil se vestía tuvieron lugar dos de los momentos más especiales del día: el brindis con sus “damos de honor”, un amigo y una amiga que acompañaron a la novia en todo el proceso de preparar su boda y la llegada a la habitación del padrino, el hijo de 13 años de Dácil que hizo que su madre se emocionase hasta el punto de tener que retocarse el maquillaje.

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Foto: Deborah Torres.

Fer, por su parte, escogió un look muy vintage con pajarita y tirantes, de Massimo Dutti con complementos de Zara. Un look original y elegante con el que deslumbró a Dácil mientras caminaba hacia el sí quiero.

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Foto: Deborah Torres.
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Foto: Deborah Torres.

Una vez en el Vincci Selección Buenavista Golf&Spa, empezó la ceremonia y también las sorpresas de los invitados al ver la preciosa decoración que los novios habían preparado frente a su amigo Crossby de Ecléctico café y los wedding planner de Alma Salada, una pequeña empresa de organización de eventos cuyos trabajadores se convirtieron en dos más de los 57 invitados a la boda de esta pareja. “La conexión fue tal que ellos se enamoraron de la boda que estábamos preparando y nosotros de ellos tanto que a la boda no solo vinieron cómo wedding planners (porque terminamos contratándolos), sino también como amigos”, recuerda Dácil.

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Foto: Deborah Torres.
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Foto: Deborah Torres.
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Foto: Deborah Torres.
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Foto: Deborah Torres.

La ceremonia civil fue también el escenario de algunas de las escenas más bonitas del día, como el cariñoso gesto de Fer al hijo de Dácil o el beso de los novios tras el sí quiero.

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Foto: Deborah Torres.
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Foto: Deborah Torres.
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Foto: Deborah Torres.

Tras ella, los novios se marcharon junto a Deborah Torres, de Mi Lima Limón al campo de golf del hotel, donde se hicieron sus primeras fotos como recién casados. “Cada día estamos más contentos con su trabajo. Nos sigue emocionando cada vez que vemos las fotos, captaron toda la emoción de ese día y lo pasamos genial con ellos. Hicieron un trabajo precioso”.

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Foto: Deborah Torres.
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Foto: Deborah Torres.
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Foto: Deborah Torres.
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Foto: Deborah Torres.

A continuación llegó el convite y los invitados pudieron seguir disfrutando de la impresionante decoración. Mesas decoradas con tarros de cristal con blondas y raso, arpillera para hacer caminos de mesa, una bocina antigua que la gente uso para pedir el cambio de asiento ya que no hubo sitting establecido, de manera que todos pudieran disfrutar con todos, sillones orejeros que trasladaron a la boda el ambiente del Ecléctico Café, un árbol de huellas o un libro de firmas a base de fotografías que los invitados se iban tomando durante la cena fueron algunos de los detalles que encontraron. Todo ello acompañado de paniculata, hortensias, astromelias, siemprevivas y gerberas en tonos pastel de la Floristería Teide.

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Foto: Deborah Torres.
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Foto: Deborah Torres.

Estaba claro que la diversión tenía que mandar en la celebración y por ello, Dácil y Fer prepararon un bingo con el que sus invitados pasaron un muy buen rato y una preciosa mesa de dulces que hizo las delicias de más de uno. Pero los novios tampoco se olvidaron de la solidaridad, muy presente en su boda a través del regalo para sus invitados: unas tarjetas de Unicef en las que se explicaba a qué se había destinado el dinero que los novios habían invertido en ese detalle.

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Foto: Deborah Torres.
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Foto: Deborah Torres.

El baile de los novios dio paso a la fiesta que se prolongó hasta altas horas de la madrugada, con miles de anécdotas y simpáticas fotografías en los sillones de la decoración.

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Foto: Deborah Torres.

Y es que la de Dácil y Fer fue una boda en la que no faltó de nada: risas, solidaridad y mucho, mucho amor que los novios demostraron durante todo el día a quienes tuvieron la suerte de acompañarles. ¡Mucha suerte en esta nueva etapa y enhorabuena!

Si te ha gustado esta boda, no te pierdas la de Ana y Rafa, la historia de un amor forjado a fuego lento, ni la de Carmen y Carlos, un enlace a medio camino entre lo rústico y lo vintage.

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