El momento se acerca. Ya sí que sí. Y los nervios estarán a flor de piel, por supuesto. Pero no hay mal que por bien no venga, porque, con el gran día a la vuelta de la esquina, quizá sea el momento de escapar. No, tranquila, no te estamos dando ideas de huida, ¡ni mucho menos! Hablamos de una simple escapada a un lugar bueno, bonito y barato, ya sea con tu pareja, con una amiga o con tu madre (o con toda la familia nuclear, por qué no). El caso es desconectar y olvidarse puntualmente de la boda.
Apunta estos 5 destinos mágicos para calmar los nervios y relajarte antes del gran día.
Formentera
La isla Pitiusa es una de las más bonitas y desconocidas de España. Vale que muchos anuncios se han rodado allí (gracias, Estrella Damm, por dar color a nuestros sueños playeros) y que sea una referencia como emplazamiento idílico, pero el turismo no es tan copioso como en Mallorca, Gran Canaria o Ibiza. De hecho, su nivel paradisíaco es tan alto como la intimidad que suele filtrarse en sus playas, auténticos reductos de paz con el agua más cristalina del Mediterráneo. Ses Illetes es una de las mejores playas del mundo y está en Formentera, con el agua mostrando asombrosas variedades de azul; Caló d’es Morts un secreto escondido entre rocas y Cala Soana, perfecta para palidecer ante increíbles atardeceres.
Como planes alternativos alejados de la belleza de la costa, la gruta Cova Foradada, los manjares de los restaurantes Es Ministre y Juan y Andrea, la especialidad y sensación de conquista en el Faro de la Mola, el desenfado en el Mercadillo Pilar de la Mola o el atractivo color blanco de Sant Francesc Xavier. ¿Para qué esperar más? Coge un ferry desde el punto de partida deseado (consulta lugares y horarios) y disfruta.
La Provenza Francesa
Uno de los mejores lugares de retiro es la Provenza Francesa. El descubrimiento de pueblos y lugares con infinito encanto entre mares de lavanda pintan un viaje inolvidable para parejas o amigos que buscan reconectar. Empezando por grandes ciudades como Marsella, Aviñón o Aix-en-Provence, poblaciones menores como Saint-Remy-de-Provence, Les Baux de Provenza y Le Castellet, y siguiendo por pequeños y pintorescos lugares como Lacoste y Rousillon, toda la Provenza ha quedado impregnada de un hálito medieval que, además de adherirse a fachadas y plazas, brota en forma de mercadillos por doquier. Con el vino y queso como acompañantes, el viaje promete un festival de olores, sabores y estampas únicas.
Y desde los recuerdos de antaño hasta el frescor de la Costa Azul (o Riviera Francesa), con ciudades célebres como Niza, donde el turismo aumenta gracias a los servicios y las sofisticadas zonas de playa, y sus maravillosos reductos de paz en calas como las de Cassis.
Roma
Una de la ciudades más románticas del mundo también merece una pequeña escapada. Aunque podrías estar dos semanas paseándola y descubriendo rincones que encogerían tu corazón, pasar dos días recorriendo sus calles, museos y plazas emblemáticas es un regalo para escapar antes del ajetreo de tu boda.
La “Ciudad Eterna” tiene la historia como bandera y, cómo no, todos los monumentos y emplazamientos de renombre que han engrandecido la cultura italiana, tales como el Coliseo, la Fontana di Trevi, el Panteón de Agripa o el Vaticano, por mencionar los más relevantes entre la infinita plétora de maravillas romanas. También increíbles plazas tales como Piazza Navona, la Piazza di Spagna y sus míticas escaleras. Pero, alejado de ese bullicio histórico, Roma conserva barrios tan auténticos como el Trastevere, uno de los más encantadores del mundo en el que pasear, deleitarse con los colores, los olores y las delicatessen de sus formidables creaciones culinarias. Piérdete por los lugares alejados del turismo y descubre cómo viven los italianos.
Algarve
Una de las joyas de Portugal se resguarda en el sur, a orillas del océano Atlántico. Y es que, además de ciudades únicas como Lisboa u Oporto, Portugal conserva un litoral perfecto para perderse durante unos días. Empezando por Tavira, un reflejo de la Portugal más auténtica con sus fachadas de azulejos irregulares y encanto en cada esquina. Siguiendo la ruta desde Tavira, es conveniente visitar el puerto de Olhao e impregnarse de la esencia pescadora. Seguidamente, Faro, uno de los estandartes del Algarve, destaca por su color blanco y célebre mercado; y a continuación, la sierra de Caldeirao, con pueblos de interior como Alte y algunos costeros como Albufeira.
El viaje se frena brevemente en Portimao, concretamente en la Praia da Rocha, aunque también en su arrecife artificial y restaurantes en los que comer el mejor marisco de la zona. Lagos triunfa con su agua cristalina y rutas en barca bordeando Ponta de Piedades en busca de playas, mientras que Sierra de Monchique es perfecta para los amantes de la montaña. Y, para disfrutar de buena gastronomía, Sagres, ¡cómo no!
Budapest
Seguro que conoces a alguien que disfrutó de la capital húngara como parte de un viaje de estudios. Y es que Budapest es una ciudad tan bella como económica, por lo que ha tenido fama entre la gente joven. Todo ello la convierte en el lugar perfecto para disfrutar de una escapada previa a la boda.
El Parlamento es la referencia monumental, una maravilla teñida de blanco que vela la calma del Danubio a base de rojizas torres puntiagudas. Pero sus calles, con Váci Utca y Av. Andrássy como grandes representantes, son fiel reflejo del preciosismo que se respira en la mayoría de edificios. Destacan el Palacio de Buda, Bastión de los pescadores, la plaza Vörösmarty tér y el Puente de las Cadenas, hitos de la ciudad que combinan su señorío con el desenfado del barrio de judío y de los ruin-pubs (el Szimpla Kert es el tercer mejor bar del mundo según Lonely Planet). Y no te olvides de surcar el Danubio y visitar las termas para sentirte perfectamente mimetizado con sus costumbres (y relajarte al máximo para lo que te viene encima, claro).
Elige una de estas cinco perlas europeas para olvidarte del estrés de la boda antes de afrontar la recta final. ¡Tus nervios, tu cuerpo, tu mente y tu afán aventurero lo agradecerán!
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