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Mundial 2018: cómo sobrevivir a una boda cuando hay partido
Los mejores consejos para disfrutar de la boda y vivir a tope la competición más importante del mundo.
Ayer, 14 de junio de 2018, empezó el Mundial de Rusia. Un mundial es uno de los eventos más esperados, celebrado cada cuatro años, y festejado en todos los países del mundo, participen o no en la competición. Y es en verano, claro, a final de temporada.
Pero, ¿qué pasa también en verano? ¡Ah, sí! Es la temporada alta de las bodas. Y, teniendo en cuenta la multitud de países y sus diferencias horarias, los partidos se suceden en cualquier momento, a veces en el momento más inoportuno. ¿Qué hacer cuando un partido coincide con una boda?
Colocar pantallas
Es una buena forma de tener contento a todo el mundo. Los fanáticos del fútbol podrán estar tranquilos y ojear la pantalla en algún momento, y los que pasen del asunto, felices por la boda en sí, sabrán que sus conocidos futboleros no estarán mirando el móvil cada segundo.
Tirar de radio
Como en la vieja escuela. El auricular y la emisora pertinente, esta vez en el móvil (no hace falta traer una unidad de radio como la del FBI). Disimula, tira de bluetooth, o del pinganillo que te ponías para copiar en los exámenes de Historia, e intenta disimular los goles cuando el cura pronuncie eso de: “Aceptas a fulanita como legítima esposa”.
El móvil, tu fiel amigo
Hoy en día, los móviles tienen todas las posibilidades para solucionar nuestras vidas. Cuando hay partido y la situación social requiere un mínimo de decoro o disimulo, el móvil puede sernos de gran ayuda gracias a los periódicos o las redes sociales. Y, además, mirar el móvil puede significar muchas cosas: hablar con alguien que necesita nuestra ayuda, vigilar la cuenta por miedo a no poder repostar antes de volver a casa, ingresar el dinero de los novios porque se te había olvidado, echar un CV a través de Linkedin o saber si Cristiano Ronaldo ha metido o no ese penalti definitivo. Cualquiera de esas puede ser, así que, ¿por qué pensar mal? (no grites “gol” y esas cosas).
Una sala especial
Habilitada o no por la organización de la boda, siempre hay una sala con una televisión, alrededor de la cual se apostan un sinfín de señores (si nos fijamos en las reuniones de antaño) encorbatados, fumando, bebiendo, sudando y berreando ante, quizá, un Túnez-Panamá. Un enclave de mafiosos a lo cutre. Bien por ellos, claro que sí.
El mítico bar cercano
Siempre hay un bar cercano, sobre todo en España; no importa si te encuentres a 300 km de cualquier lugar con cobertura, en medio de las montañas o en mitad del Mediterráneo: siempre habrá un bar cercano. Y, a pesar de los gastrobares, restaurantes veganos y establecimientos de zumo que pueblen Malasaña, el Barrio de Gracia y otros lugares “de moderneo”, en ese bar habrá televisión y, a su alrededor, el mismo grupo de señores del punto anterior.Y los nervios a flor de piel.
Todos a una
Si juega tu selección, podéis habilitar pantallas gigantes para que todos vean el partido durante la propia boda. ¿Es raro? Sí, lo es, pero peores cosas se han visto. Juntos, de la mano, vitoreando y bebiendo (para muchos la principal razón por la que ver el fútbol), el partido sirve para contentar a todos, disfrutar y festejar. Pero, repetimos: es raro, raro.
El teléfono escacharrado
Alguien, no sabes cómo, quizá por móvil o por telepatía, se entera de que Neymar ha metido para Brasil un gol en el descuento, propiciando su victoria. Y el mensaje se traslada por el boca a boca, mucho más efectivo que la transmisión por cuervo de ‘Juego de Tronos’. O no, porque debido a la imaginación y sordera de los receptores de la información, el gol puede acabar siendo en propia puerta y obra de Mario Götze, que juega en Alemania y ni siquiera ha sido convocado para este Mundial.
Una pantalla pequeña y muchas personas
Siempre habrá alguien que en su móvil o tablet (que tendrá en el coche, por supuesto) encuentre el partido por medios legales o a través del trapicheo. Seguramente, esa persona sea el cuñado de alguien. Pero, a pesar de todo lo reprochable que pueda tener ese sujeto en general, conseguirá que una pequeña audiencia disfrute de los goles de Iniesta en una pantalla de cinco pulgadas. Nadie verá casi nada, pero harán como que sí lo hacen. Buena suerte, chavales.
Conformarse con las opiniones
Si no hay nada a lo que agarrarse para ver los partidos, puedes generar debate en corro con tus amigas y amigos, familiares y demás sobre las novedades del Mundial. Saldrán a relucir las polémicas (el despido de Julen Lopetegui, la ausencia de Benzema, el futuro atlético de Griezmann…) y las reflexiones de cuñado, pero incluso necesitarás estas últimas para nutrir tus ansias de Mundial. Sí, aunque te parezca una locura. Como vampiro futbolero, no te quedará otra.
Ir en otro momento
La boda tiene sus horarios, y normalmente acapara buena parte del día, ya sea de mañana o de tarde. Puedes ir antes, después o in medias res, en mitad del sarao, es decir, cuando te convenga. ¿Es recomendable? No, pero tú valoras si prefieres asistir al momento más importante de la vida de tu hermana o al bautizo mundialista de Marco Asensio. No tardes mucho en contestar a esto. No digas lo que piensas. Shhh.
Pasar de la boda
No es tan raro. Hay personas que lo pasan verdaderamente mal si no ven un partido. Pueden sufrir depresión y esas cosas. Si es de su Selección, ¡mucho más! ¿Qué hacen? Dar la sorpresa en el último momento; cuando la familia está lista, la imagen de esta persona es la siguiente: en el sofá, en calcetines, con el vestido o traje a medio poner, el pelo para decorar el Reina Sofía, un refrigerio en su mano y cara de “no me pienso mover de aquí”. La bronca es importante, de órdago, pero suele esperar a después de la boda. Menos mal.
¿Te convencen estos consejos? Lo mejor es que vayas a la boda, disfrutes, te informes de vez en cuando (sin pasarte) y poco más. Al fin y al cabo, una boda, si es muy importante, merece toda tu atención (y si no juega España, mejor).
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