“El amor que no es una locura no es amor”, Pedro Calderón de la Barca.
Javier y Myriam se conocieron a través de amigos en común. Coincidieron juntos en algunas salidas, pero no fue hasta 2011 cuando comenzaron una bonita relación. Su noviazgo ha sido intenso y tremendamente feliz. Han viajado, han compartido experiencias e incluso se han quedado embarazados. Javier le pidió matrimonio a Myriam en uno de sus viajes, en Cuba, en la pintoresca plaza de Trinidad. Ese mismo año, fueron padres y organizaron la boda a la misma vez. ¡Y lo superaron con creces!
Los novios
El 26 de junio nació Noa para llenar de más alegría aún su vida en común, y pronto, el 11 de agosto celebraron su boda. Para el gran día, Myriam escogió un vestido confeccionado en crepé y georgette de seda natural, con detalles en tul bordado en color topo. Sus mangas eran pequeños volantes formados con tul y organza, y la espalda del vestido llevaba una gran lazada anudada. Era un diseño romántico de Beba’s Closet.
La novia combinó su vestido con unos zapatos de Salo Madrid en tonos malva y dorado. Su ramo de flores era una colorida composición de hortensias, peonías, margaritas y paniculata liofilizada, en tonos beiges, malvas y rosas empolvados.
Skyro Peluquería se encargó de su peinado, haciendo una larga trenza con efecto despeinado y dejando mechones sueltos ondulados en la parte frontal. Adornó su cabello con una corona en la que se sujetaba el velo de tul en forma de casquete. El maquillaje, obra de Lorena Nuevo Estética se compuso por ojos ahumados en tonos tierra y labios en color natural que daban luz al rostro. ¡Myriam lucía guapísima!
Javier escogió un elegante traje en color azul marino que completó con una colorida corbata a juego con su prendido floral.
La ceremonia
Y llegó el momento de la ceremonia, que celebraron en Hotel Rural Ruta Imperial. Allí, situado en el arco floral, y con la pequeña Noa en brazos, Javier esperaba la llegada de Myriam. Mamen, la wedding planner con la que contaron para organizar la boda, creó un escenario único para la ceremonia a base de sillas blancas, arco floral con follaje verde y paniculata, pasillo nupcial con cestos de mimbre y paniculata…
Se dieron el “sí, quiero” mediante el ritual de la arena. Con la arena se sella la unión de los novios. Estos traen puñados de arena de sus lugares de origen y las mezclan como símbolo de su unión en un proyecto común.
El banquete
Tras la ceremonia, los novios dedicaron unos minutos a la sesión de pareja junto al fotógrafo Javier Berenguer, mientras los invitados disfrutaban del cóctel en el mismo lugar ajardinado del hotel. Los espacios del banquete estaban compuestos por mesas redondas y alguna alargada, con manteles y sillas blancos, y decorados con luces, velas, flores secas y limonium. En cuanto a la papelería, tanto las minutas, como los meseros y el seating plan seguían la misma línea establecida en la invitación de la pareja, compuesta por un sello de flores en acuarela.
Los novios disfrutaron al máximo de la preparación de su boda, a la misma vez que esperaban con ilusión la llegada de Noa. Se podría decir que el año 2018 marcó sus vidas para siempre. ¡Enhorabuena pareja!
Foto: Javier Berenguer | Lugar: Hotel Rural Ruta Imperial | Vestido de novia: Beba’s Closet | Zapatos de novia: Salo Madrid | Peinado: Skyro Peluquería | Maquillaje: Lorena Nuevo Estética | Wedding planner: Mamen
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