La vuelta al mundo en un solo día: la boda de Odila y Alberto
Con una temática muy clara: la vuelta al mundo que darían en su luna de miel y toneladas de cariño, Odila y Alberto prepararon una boda mágica y llena de detalles que sorprendió a todos sus invitados. ¡No te la pierdas!
La boda de Odila y Alberto es una de esas que se quedan para siempre grabadas en tu retina y tu memoria. La mirada de los novios y cada uno de los gestos que se vivieron desde que tanto él como ella empezaron a prepararse, hasta el baile de los novios, no dejan lugar a dudas de que hay mucho amor entre ellos. Y siempre nos encanta publicar bodas en las que el amor es la norma en cada imagen y cada momento del vídeo, ambos de JFK Imagen Social.
Tanto él como ella tuvieron claro desde el primer momento que su boda iba a ser especial, como lo había sido su historia. Su pasión por los viajes los llevó a convertir a estos en los protagonistas de la temática de su boda, para lo que contaron con la ayuda de Alejandra y Óscar, de Cásate con imaginación, que pusieron todo su esfuerzo en crear una boda especial y llena de detalles.
Para su gran día, Odila tuvo claro cuál sería su vestido: un precioso diseño de Pronovias, con tirantes y escote corazón en el que destacaba la imitación a plumas de cisne. Preciosa es la palabra perfecta para definir su look para el gran día. Como complemento, sin dejar nada al azar, Odila apostó por un maravilloso tocado de flores elaborado por Le Touquet, “una joya en sí misma”, como ella misma cuenta.
Los zapatos, unos peeptoes de Jimmy Choo estilo sandalia en color plata, el ramo, de los siempre magníficos Pando floristas, que se encargaron de elaborar para ella un bouquet a juego con su tocado, y la peluquería y el maquillaje de Julio de Suarez y Lorena Carbajal Makeup Artist completaban su estilismo bridal. Naturalidad y sencillez fueron las máximas de la peluquería y el maquillaje que, en tonos neutros y con la melena suelta, hicieron que Odila se sintiera ella misma el dia B.
Alberto, por su parte, apostó por el chaqué para un día tan especial. Lo eligió en tonos oscuros y lo combinó con un chaleco en color crema y una corbata azul que daban el toque de color a su look.
Para la ceremonia civil y el posterior banquete, Odila y Alberto apostaron por la Finca La Riega, un precioso palacio del año 1919 rodeado de siete hectáreas de vegetación que Alejandra y Óscar de Cásate con imaginación decoraron a la perfección. Con un toque rústico e indicadores en madera, los invitados y los novios quedaron encantados con el resultado. La entrada de Odila del brazo de su padre fue uno de los momentos más bonitos del día. Y es que, ver cómo Alberto la miraba desde su puesto en el altar no dejaba lugar a duda de lo felices que serán.
Durante la ceremonia, fueron muchos los instantes captados por las cámaras de JFK Imagen Social y, tras el sí quiero, los novios se hicieron sus primeras fotos como recién casados ¡con moto incluída!
Mientras los invitados disfrutaban del cóctel que, como el resto del convite, estuvo a cargo del cátering de Nacho Manzano. Fue a partir de entonces cuando los novios y sus invitados empezaron a descubrir cada uno de los detalles creados por Cásate con imaginación para el día más especial de esta pareja. Verdaderos artistas unos de la madera, Alejandra y Óscar crearon cada rincón del evento desde la puerta de la recepción hasta el photocall mapa mundo que a su vez hacía las veces de sitting plan para los invitados.
La temática giraba en torno a la vuelta al mundo, honeymoon que iban a realizar los novios por lo que en la boda había un rinconcito dedicado a cada uno de esos lugares en los que harían parada mientras daban la vuelta al mundo; Cuba, Las vegas, Tokio, París…
Todos los invitados recibían un pasaporte a la entrada que iban sellando en cada uno de los corners internacionales que se iban encontrando a modo de Sushi bar, rincón cubano con puros y mojitos, zona de juegos y apuestas con ruleta incluida en Las Vegas. ¡Todo preparado para que cada espacio fuese una verdadera sorpresa!
Pero las sorpresas no acababan ahí. Tras el convite, llegó el baile de los novios con cambio de traje de la novia incluído. La ocasión lo merecía ya que Odila y Alberto se marcaron un tango con el que sorprendieron a todos sus invitados, que boquiabiertos asistían a cada uno de sus espectaculares y bien ensayados movimientos.
Y es que cuando una pareja pone todo su cariño en la preparación de los detalles de su boda, el resultado, como en este caso, salta a la vista. ¡Enhorabuena a los novios y muchas gracias por compartir con Zankyou vuestro gran día!
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