La pareja se conoció hace nueve años a través de un familiar y comenzó una bonita historia de la que nació Sofía, la pequeña de la boda, que tuvo la suerte de presenciar la boda de sus padres, un momento que nunca podrá olvidar.
Alejandra estaba preciosa, escogió el vestido de novia perfecto para un día como tal. “Estuvimos en varios sitios pero no me sentía enamorada de ningún modelo hasta que fuimos a Navascués y me encanto lo que me probé”, cuenta Alejandra. Se decidió por una falda de tafetán, un cuerpo en crepé de seda con manga francesa, detalles bordados con forma de hojas y aplicaciones de concha de nácar en la cintura y en las mangas. La espalda era abierta con escote trasero cuadrado y bordeada de encaje haciendo juego con la blonda del velo. ¡No hay duda de que Alejandra lucía espectacular!
Los zapatos los eligió en Calzados Resan, “fue la mejor decisión que pude tomar, no solo eran cómodos sino que además ¡me encantaron!”, explica Alejandra. Como complementos llevó unos pendientes de brillantes, de la bisabuela de Luis, un colgante de oro blanco y un anillo con brillantes.
Del peinado se encargó Walesca Barillas, Alejandra cuenta que la conoce desde que era niña y tenía una ilusión enorme por verse acompañada de ella en un día tan especial. Además, su hija fue la encargada del maquillaje de la novia. ¡Fueron momentos previos muy especiales!
Por su parte, Luis alquiló el chaqué en Chaques.net. “Por variedad, calidad y precio me parece de los mejores lugares, ya tenía una experiencia previa muy positiva allí”, confiesa el novio. ¡No tuvo duda a la hora de su elección!
La ceremonia se celebró en la Capilla de San Andrés situada en la Finca Real Sitio de La Ventosilla, una pequeña capilla que cuenta con un maravilloso retablo hispanoflamenco de finales del siglo XV. El banquete se realizó delante de la bodega Prado Rey frente a los viñedos de la Finca de la Ventosilla, “un lugar inigualable donde pudimos disfrutar de un atardecer de película en un entorno de ensueño”, cuentan los novios. Desde el principio, los novios tuvieron claro que querían casarse allí porque fue el lugar donde se conocieron por primera vez, ¡nunca podrán olvidar ese momento! Todo fue muy romántico y emocionante, una celebración llena de sentimientos en la que no faltaron las lágrimas de felicidad y las sonrisas de alegría.
También celebraron un delicioso cóctel al aire libre y, tras él, todos pasaron a la carpa instalada para degustar el banquete de la mano de Ciboulette Catering. El servicio fue excelente y la comida ¡fue un éxito!
Para los regalos de los invitados, los novios quisieron preparar un recuerdo de Guatemala, donde nació Alejandra, por ello, encargaron bailarinas de tela típica del lugar en distintos colores, además de bolsitas con café de allí y unas cajitas con siete indias quitapenas, una tradición guatemalteca. Los invitados se llevaron una botella de vino PradoRey con una etiqueta dedicada.
Las flores de la decoración de la Iglesia, de la carpa y sus alrededores, así como el ramo de la novia y de las damas fueron obra de Aquilea. ¡Qué maravilloso ambiente crearon!
En la celebración no faltó la música en vivo de la mano del grupo Alborada, “nos encantaron cada una de las canciones interpretadas por ellos tanto en la iglesia, donde mezclamos canciones clásicas con otras más modernas, como en el cóctel, donde tocaron diferentes bandas sonoras en un cuarteto idóneo para la ocasión. En la comida fue muy emocionante haber elegido mariachis ya que avivaron muchísimo el ambiente y todos los invitados participaron de sus canciones”, explican los novios.
En cuanto al baile de novios, Luis siempre soñó con bailar un rock and roll el día de su boda y, finalmente, se decidieron por bailar dos canciones: la primera fue I can´t help falling in love de Elvis Presley y la segunda Jailhouse rock en la versión de The Blues Brothers.
Así fue el gran momento de Alejandra y Luis, un conjunto de instantes llenos de felicidad que superó sus expectativas, porque como ellos cuentan: “¡fue el mejor día de nuestras vidas sin lugar a dudas!, lo pasamos genial. Todos los invitados disfrutaron y aportaron su alegría, su vitalidad y su humor a un día tan especial y espectacular, que sin duda alguna jamás podremos olvidar”.
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