Se conocían de toda la vida pero el roce no hizo el cariño hasta el segundo año de carrera. Eso sí, desde entonces, han recuperado todos y cada uno de los momentos perdidos. La pedida de mano fue en París, en un viaje con amigos, “estábamos en la Torre Eiffel paseando y cuando me di la vuelta, cada amigo llevaba una camiseta con una palabra, y la frase que ponía era: ¿Et vols casar amb mi?”, cuenta Anaís. ¡Fue un momento inolvidable y muy emocionante!
La boda se celebró el 30 de agosto de 2014, en el Monasterio de Poblet, un lugar lleno de encanto. Para el gran momento, Anaís escogió un vestido de novia diseñado y cosido por una amiga de la familia. Era un modelo de seda, corte imperio, escote de pico y bordado en la parte superior con unas pequeñas manguitas.
Como complementos lució el anillo de pedida y unos pendientes de diamante con un gran valor sentimental, eran un regalo de su padre a su madre el día del nacimiento de Anaís. El ramo de novia era un bonito conjunto de orquídeas blancas con paniculata, un bouquet precioso de la floristería del pueblo, Civi-flor.
Ambos estaban guapísimos, la novia apostó por un recogido medio para el que confió en la Peluquería Scandal de Reus y Xavi escogió la Peluquería Le Salon para lucir perfecto en su gran día.
Sublim fue el equipo de fotógrafos que Anaís y Xavi escogieron para que retratara cada momento de la boda. Sin duda, no pudieron elegir mejor, ¡quedaron encantados con el resultado! Gracias a ellos, recordarán su ¡sí, quiero! para toda la vida y cada uno de los instantes especiales que vivieron junto a familiares y amigos en un día tan especial.
La decoración de la iglesia era sencilla, de ella se encargó Yo de blanco y tu de negro que colocó paniculata y lazos de gasa en los bancos de la ceremonia. Este equipo de profesionales también se encargó de toda la papelería como minutas, meseros o detalles para los invitados, y de rincones como el libro de firmas o el seating plan. El banquete, celebrado en una finca privada en Espluga de Francolí, lo decoraron con velas alrededor de la piscina y en las mesas. ¡Crearon un ambiente muy especial!
El catering escogido fue Cal Blay Vinticinc, que se encargó de satisfacer a los paladares más selectos. ¡Todos quedaron encantados! Como detalles, los novios prepararon para los invitados un boli de Antonio Miró y para las invitadas una pashmina. Eso sí, todos los regalos estaban personalizados, llevaban el nombre de su dueño y una dedicatoria escrita a mano.
El gran día estuvo lleno de sorpresas, justo después del banquete y antes del baile, los novios fueron sorprendidos con un castillo de fuegos artificiales y, al acabar la fiesta, y como punto final, todos se tiraron a la piscina. ¡Fue un momento muy divertido! Desde Zankyou os deseamos toda la felicidad del mundo, ¡enhorabuena pareja!
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