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10 preguntas que NO debes hacer nunca a una chica prometida que está embarazada
Hay momentos en los que solo hay una forma de no meter la pata hasta el fondo: ¡callarse! Descubre qué no debes decir cuando una mujer esta embarazada.
Si tu futura boda tiene como protagonista a una novia embarazada, ¿qué importa? Las preguntas que te surjan, deberían ser sobre el bebé, sobre la experiencia de estar embarazada o sobre cualquier otra cosa parecida, pero nada que afecte a la novia o que convierta en negativo el especial acontecimiento. ¿Quieres saber qué preguntas y comentarios están prohibidos en este día? No pierdas detalle y gana en educación.
“¿Te casas porque estás embarazada?”
¡Estamos en el siglo XXI, por el amor de Dios! Seguro que, aunque no lo habías pensado, el amor y todas esas cosas tienen algo que ver. Antes, cuando estaba mal visto tener hijos antes del matrimonio, quizá se recurriera a la técnica del escondite. Hoy en día, es un absurdo, sobre todo por la maravillosa experiencia que puede ser casarse embarazada. ¡Es fruto de ese amor que está a punto de sellarse!
“Será él el padre, ¿no?” (risas)
Una de las preguntas más inoportunas desde el “¿cuánto dinero ganas?”. Hay cosas que no deberían salir de tu boca ni en el peor de los casos, a no ser que se trate de un chiste y sea de sobra conocido tu faceta graciosilla (y eficaz practicándola). Si eres una persona normal y con poca chispa, ahórrate miradas de oído y posibles bochornos. Si eres la típica a la que le gusta meter el dedo en la llaga, prueba con otra broma que esté menos manida.
“¿Y si no te vale el vestido el día de la boda? No sabes cuánto vas a engordar.”
¡Vaya! Seguro que ella no lo había pensado y seguro que, con una mirada “de amor incondicional”, te lo agradece. En el decálogo de una novia al uso suele haber un apartado sobre agobios varios y nerviosismo extremo. ¿Te imaginas cómo debe sentirse una novia embarazada? Como bien dices, no se sabe cómo va a marchar el embarazo, por lo que no incidas en ese asunto. Seguro que la chica tiene todo controlado y tiene pensados posibles imprevistos, pero intenta no hacerla dudar en momentos de angustia para evitar hundirla en la miseria.
“¿Y si te pasa algo durante la boda y tienes que ir al hospital?”
¿Y si se desata una crisis nuclear y nadie puede salir de su casa? ¿Y si alguien te abofetea por maleducado? ¿Y si…? Los “y si” son espantosos y más para una novia, que no quiere pensar en ningún tipo de problema. No te preocupes, agonías: seguro que la chica lleva su kit de hospital para casos de emergencia. Aunque, a malas, seguro que no te importa esperar a que ella vuelva para comerte la ensalada de bogavante, ¿no?
“¿No prefieres esperar a que nazca el bebé?”
Seguro que ella se lo planteó en su momento, pero ya que esa frase suele decirse pocas semanas antes de la boda (así de simpática eres tú), quizá esa pregunta sobra y tú debas seguir pensando en qué ponerte. La facilidad a la hora de opinar es muy mala para alguien que no lleva mucho tiempo planeando algo tan importante. Ten tacto, anda.
“Espero que no se te note mucho la tripa…”
¿Pasaría algo? El embarazo, en general, es bonito y una novia embarazada es mucho más original. Además, aunque suena a tópico, el embarazo dota a las mujeres de una belleza especial que tú, siempre tan oportuna, a lo mejor todavía no habías tenido en cuenta.
“Seguro que acabarás cansadísima ese día.”
¿Y qué novia acaba con energía? Después de meses de preparación y un día de organización, previsión, supervisión y emociones, cualquier persona, incluso Usain Bolt, acabaría pidiendo la hora. Intenta ver a la novia embarazada de forma natural y como una novia más, solo reparando en ese dato si su salud se pone en juego (nada de darle jamón, subirla en brazos o darle vueltas indiscriminadamente).
“¿Te has dado cuenta de que no podrás beber alcohol en tu propia boda?”
Aunque está bien pillar el punto y pasarlo bien a costa de él, tampoco está mal recordar la boda al completo, disfrutar sin mareos, levantarse como nueva y, sobre todo, ¡acabar con un niño/a entre los brazos! Seguro que no habías pensado en ese premio, mucho mejor que una resaca.
“¡Cómo te van a doler los pies y la espalda!”
Sí, las partes más peliagudas para alguien que lleva una barriga gigante que no es la suya. ¿Qué hacer? En primer lugar, no avisar a la novia de cosas obvias que ya ha previsto. Los problemas que una novia embarazada puede tener ya los sabe ella y tú no tienes por qué sacarlos a la luz. Además, ¿quién sabe si ella puede con eso y mucho más?
“Si sabías que te ibas a casar, ¿por qué no tuvisteis más cuidado?”
“Porque soy libre y puedo hacer lo que me da la gana” es una frase que puedes escuchar en cualquier momento si tienes la osadía de dar consejos tan lamentables. ¿Y tú qué sabes si querían un hijo sí o sí? ¿Y tú que sabes si llegó por sorpresa? En cualquier caso, dar consejos a posteriori es de personas ventajistas que no molan nada.
Si no sabes cómo comportarte ante una novia de estas características, ya sabes lo que tienes que hacer para no quedar fatal delante de ella. Para volver a ser invitada a una boda, no metas la pata con preguntas que no vienen a cuento.
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