Publicidad

Ver para creer: estas eran las 10 normas para casarse que debían seguir las mujeres en el siglo XIX

Descubre por qué las mujeres llevan décadas luchando por conseguir la igualdad y por unos derechos que todavía no han conseguido del todo.

  • Planear la boda
  • Curiosidades

Hoy en día, la igualdad entre hombres y mujeres es prácticamente un hecho (aunque falten cosas por hacer). Sin embargo, hace dos siglos había grandes diferencias que resultan incomprensibles en la actualidad. En el siglo XIX, no solo las mujeres de a pie estaban reprimidas e infravaloradas; las nobles, a pesar de su comodidad, ocupaban un papel decorativo que apenas incluía la toma de decisiones. A la hora de unirse en matrimonio, el asunto empeoraba para todas ellas. Para prueba, estas 10 reglas que las mujeres debían seguir con sus maridos.

guardarOrgullo y prejuicio
Foto: Orgullo y prejuicio

Conservar el rango social

Publicidad

Esto lo hemos visto en las novelas y películas de época. Los hombres debían igualar o superar el rango social de las mujeres, el cual ya se consideraba lo bastante alto. El objetivo era no solo perpetuar el nivel social y la buena imagen, sino que los amigos de ambas partes pudieran relacionarse sin parecer demasiado diferentes. Los amoríos que rompen las reglas en algunas ficciones no tendrían ni pies ni cabeza en esta sociedad, aunque, ¿quién sabe lo que pasaría en el backstage?

 Aceptar la primera oferta

Algunas mujeres se quedaban solteras y, según las normas de la época, la culpa era solo de ellas. Rechazar una oferta y, por consiguiente, tomar una decisión posiblemente lógica, no era lo que se estilaba en el siglo XIX. Así pues, aceptar la primera oferta era la opción idónea si la joven no quería alimentar sus posibilidades de acabar sin esposo. Uff, mejor no jugar con fuego y entregarse al primer señor que apareciera en su corcel.

 jane eyre GIF

Elegir sobre los propios derechos

Teniendo en cuenta la lista que llevamos hasta ahora, parece una burrada pensar en una sociedad con una mujer más oprimida. Pues resulta que la sociedad del siglo XIX parecía moderna si la comparamos con los años anteriores, donde se daba por hecho que los derechos sobre el cuerpo de la mujer pertenecían al hombre tras la boda. En el XIX, la mujer podía decidir si quedarse ese derecho o entregárselo a su marido, por lo que hablamos de un avance que, aun así, sigue siendo un despropósito.

Dejar que el marido tuviera la última palabra

Las discusiones debía ganarlas él si la mujer quería gozar de alguna posibilidad en el matrimonio. Dándole la razón al marido, ella conseguía que este no se cabreara demasiado y, por consiguiente, asegurarse su protección y afecto. Ella solo debía sacrificar sus principios y opiniones, algo sin importancia en aquella época.

 aaron johnson anna karenina i love coloring this movie GIF

Encontrar posición sexual adecuada

De ella dependía encontrar esa posición que permitiera el correcto funcionamiento del acto sexual. Así el hombre quedaría satisfecho y la mujer no correría ningún tipo de peligro. Lo importante era el placer de él, por supuesto.

Lucir guapa, pero sin pasarse

La apariencia física era importante, sobre todo para que el marido pudiese pasear a su mujer como a un trofeo. Sin embargo, esta no podía excederse en su apariencia con ropa o complementos demasiado vistosos, pues parecería que utilizaba el dinero de su marido a su antojo. El caso es que las mujeres nunca se sobrepasaran en ningún sentido de la vida, ni siquiera en sentirse guapas.

 downton abbey GIF

Renunciar al maquillaje

Aunque hoy en día no está tan bien visto el maquillaje como en las pasadas décadas (por temas ecológicos y de autenticidad), en el siglo XIX era casi un asunto de brujería. Se creía que el maquillaje en las mujeres de poca reputación era una ofensa contra el marido, el cual podía sentirse humillado ante los demás. Y, como sabemos, en esa época, una mujer no podía quedar por encima de ningún hombre. Mejor no arriesgarse.

Fingir

Aquí había una estrategia, aunque basada en la represión más absoluta. Era recomendable que el marido, que ostentaba todo el poder de la relación, no recibiera queja alguna si lo que había construido era, en términos suaves, poco beneficioso para ambos. De esta forma, la mujer podía contentarle y conseguir algo de provecho, como mejorar la personalidad del esposo. Quizá el bien justifique los medios en este caso, pero solo quizá.

 keira knightley pride and prejudice matthew macfadyen pn his face though ugh GIF

Curar la histeria

En el siglo XIX, la histeria correspondía a la insatisfacción de la mujer hacia su matrimonio o marido. Como este asunto no podía tolerarse, la solución era acudir al médico y encontrar un remedio para solventar el desaguisado. En el doctor, bueno, ¡a saber lo que le daba o aplicaba a la mujer para dejar de pensar esos sinsentidos!

Dejarles salir lo que quieran

Ya que hombres y mujeres eran tan diferentes en aquella época, las actividades de salir, divertirse y buscar diferentes entretenimientos solo estaba reservado a ellos. Las chicas debían quedarse en casa sin rechistar y rezar porque su marido no buscara la diversión de una forma indecorosa, aunque todo podía pasar.

 secret downton abbey shh secrets shhh GIF

Hoy en día, la vida es muy diferente, pero todavía quedan matrimonios que, lejos de parecerse a estas historias surrealistas, reservan a la mujer un papel segundón y dependiente. Por suerte, ¡ese tipo de uniones están en las últimas!

Quizás también te interese:

Los anticuentos: las nuevas mujeres del siglo XXI

Si buscas la igualdad de género, tienes que ver estas series feministas

Los 10 motivos que te harán creer en las segundas oportunidades

Publicidad

¿No te quieres perder las últimas novedades para tu boda?

Suscríbete a nuestra newsletter

Escribir un comentario

Lista de bodas Zankyou ¡Recibe el 100% de tus regalos en cash!