Capturar la expresión de la espontaneidad es el principal objetivo. Una presa tímida y escurridiza, que solo se deja ver cuando eres hábil y sigiloso, casi imperceptible.
Para los que nos dedicamos a la fotografía de bodas, y para quienes lo hacemos desde un punto de vista mucho más documental o fotoperiodístico, es imprescindible que las parejas que vengan a vernos buscando ese “algo” natural sepan de qué se trata. No es ni más ni menos que capturar lo que sucede tal y como se presenta, sin artificios, de manera objetiva, sin posados ni momentos organizados. Simplemente intentamos ser lo más invisibles para todos y así capturar la esencia de lo que realmente sois.
¿Y por qué está triunfando este estilo de fotografía de boda? Porque es fresco, divertido, espontáneo, creativo y muy emocionante. No tenéis que ser modelos para veros guapos y relajados, sin caras extrañas, y os hace disfrutar de vuestro día al máximo. No os tenéis que preocupar por nada más que por pasarlo bien junto a los vuestros. Y que todo suceda como la historia real de vuestro día. Este tipo de reportajes fotográficos son de esos que cuando los vuelves a ver, te transportan al día de la boda y, además, te dejan ver detalles que a lo mejor ni te habías dado cuenta.
Y para muestra un botón. Os dejamos una selección de los momentos más espontáneos que nos puede dar este tipo de fotografía natural. Son momentos muy expresivos que se captan al instante y reflejan lo que son, ni más ni menos. Esperamos que os llenen de inspiración para vuestro gran día.
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